Cientos de miles de estudiantes surcoreanos regresaron a la escuela este miércoles, cuando los establecimientos educativos comenzaron a reabrir después de permanecer cerrados por más de dos meses a raíz de la pandemia de coronavirus.
Los estudiantes hicieron fila para los controles de temperatura corporal y recibieron desinfectantes para lavarse las manos al ingresar a las instalaciones de las escuelas, donde maestros esperaban y saludaban ocasionalmente con golpes en los codos.
“Es realmente emocionante reunirme con mis amigos y maestros cara a cara, pero tenemos que seguir estrictamente las pautas de desinfección“, dijo Oh Chang-hwa, presidente del centro de estudiantes de la escuela de secundaria Kyungbock, en Seúl.
“Estoy muy preocupado, pero aún así es agradable volver a verlos”, dijo Oh. Corea del Sur sufrió uno de los peores brotes iniciales del nuevo virus, y en un momento fue la segunda nación más afectada después de China continental, lo que llevó a los funcionarios a retrasar la reapertura de las escuelas a principios de marzo. Pero parece haber controlado el brote gracias a un extenso programa de “rastreo, prueba y tratamiento”.
Alrededor de 440 mil estudiantes de último año, que en diciembre tomarán el examen de ingreso a la universidad -paso crucial en un país obsesionado con la educación-, son los primeros en regresar a las escuelas, y otros años seguirán por etapas durante las próximas semanas. En el interior de las escuelas se les pide a los estudiantes que limpien sus escritorios y se sienten separados de acuerdo con las pautas de distanciamiento social, y algunas clases incluso instalaron divisiones entre los pupitres.
“Las preocupaciones sobre pequeños grupos de infección aún persisten y nadie puede predecir qué tipo de situación surgirá en las escuelas”, dijo el ministro de Educación, Yoo Eun-hae.
El ministerio comenzó a operar una sala de situaciones de emergencia las 24 horas esta semana, dijo Yoo, y agregó que cualquier escuela que reporte nuevas infecciones se cerrará de inmediato. Fue lo que ocurrió en Incheon, próximo de Seúl, donde 66 escuelas volvieron a cerrar sus puertas poco después de la llegada de los alumnos, ya que dos de ellos fueron diagnosticados con COVID-19, informó la oficina Municipal de Educación.
Si bien los estudiantes de último año deben asistir a la escuela todos los días, los alumnos más jóvenes alternarán clases presenciales y en línea para garantizar que los edificios escolares no estén superpoblados.