A 20 años del fallecimiento del arquitecto Abraham Zabludovsky (1924-2003), la residencia que proyectó y habitó en Lomas de Chapultepec abre sus puertas al público.

Lo hace convertida en la nueva Casa Museo de la Intervención Arquitectónica, iniciativa a cargo del artista plástico Moisés Zabludovsky Kuper (Ciudad de México, 1959), hijo de uno de los artífices más destacados de la arquitectura en México.

“Ése fue el modo en que yo quise celebrar estos 20 años del fallecimiento de mi papá”, cuenta el creador en entrevista.

“La intervención arquitectónica es una disciplina artística que tiene que ver con dialogar con la arquitectura, respetando la integridad (de la obra) sin invadirla, sino entendiendo los espacios”, explica. “Y a veces el diálogo es tan fino que hay que hacer un esfuerzo para notarlo, pero es una práctica que, afortunadamente, ha cobrado vigencia en el mundo del arte”.

La apertura de este ejemplo notable de vivienda unifamiliar, proyectada bajo la tendencia del funcionalismo integral y catalogada por el INBAL por su valor artístico, responde también al cincuentenario del término de su construcción, en 1971.

Al año siguiente, el pintor Rufino Tamayo escribiría que en tal residencia encontraba resueltos todos los problemas que exige la casa habitación.

“Sus volúmenes se desenvuelven armónicamente en el espacio exterior, y su interior está tan sabia y sensiblemente utilizado, que hace de ella un ejemplo admirable de arquitectura contemporánea”, plasmó el creador, cuya admiración fue tal que terminó por encargar al proyectista de origen polaco el recinto que albergaría su colección de arte: el Museo Tamayo.

“Después de que Tamayo vio esta casa, seleccionó a mi papá, y mi papá invitó a Teodoro González de León, que entonces conformaban una mancuerna”, remarca Zabludovsky Kuper a propósito de la dupla responsable de obras emblemáticas como las oficinas centrales del Infonavit, El Colegio de México o la remodelación del Auditorio Nacional.

Haciendo honor a la nueva vocación del inmueble en el que vive y tiene su estudio de trabajo, del cual una parte continúa arrendándose, el artista plástico invitó a una docena de colegas a hacer una pequeña intervención.

Se trata de un mosaico colocado en la base de la torre donde está el número de la casa, estructura a la que se le aumentaron 4 metros hace unos años en una renovación encabezada por Zabludovsky Kuper y el arquitecto Jorge Coello.

Los creadores invitados para participar en este mosaico son Luis Argudín, Gilda Castillo, Elena Climent, Ilse Gradwohl, Carlos Jaurena, Cesar Martínez, Georgina Quintana, Irma Palacios, Manuela Generali, Yoshua Okón, Roberto Turnbull y Barry Wolfryd.

Por su parte, el hijo del arquitecto hizo lo propio interviniendo otras áreas de esta casa ubicada en Palacio de Versalles 235, en un terreno de pendiente muy pronunciada y que culmina en barranca.

“Lo que yo hice se llama ‘Azotea el Pedregal en las Lomas’, que es haber cambiado el recubrimiento de sólo impermeabilizante por rocas de dos colores para realzar unos volúmenes que mi papá diseñó hace 50 años. Es un tragaluz en forma de prisma, que ahora contrasta mucho mejor gracias al tezontle que rodea este tragaluz.

“Entonces, por ejemplo, ahí hay un rescate de un volumen que era un tragaluz y que un poco pasaba desapercibido, y gracias al contraste de este tezontle negro que ahora lo rodea, pues ahora hay un diálogo con la forma”, destaca el artista plástico.

Un patio dedicado al arquitecto Ieoh Ming Pei, autor del Ala Este de la National Gallery of Art, en Washington, y de la Pirámide del Louvre, en París, y uno más dedicado al pintor Vladimir Tatlin, padre del constructivismo, también resaltan en la nueva casa museo, ejemplo de esa arquitectura materialmente perdurable, con un amplio uso del concreto con grano de mármol.

“Ese material que mi papá y el arquitecto González de León innovaron hace más de 50 años sigue muy vigente. Se planeó para que se mantuviera solito y no hubiera problemas de mantenimiento en las fachadas de los edificios, y pues aquí es el mejor ejemplo.

“A 52 años de haberse usado ese material, en algunas áreas sí hubo que darle una arregladita, pero en general se mantuvo muy bien”, apunta Zabludovsky Kuper.

Será él, afirma, quien acompañe y brinde información a los visitantes, para quienes la residencia estará abierta de forma gratuita de viernes a domingo, mediante cita previa en la dirección de correo moisesza1959@ecloud.com.

Su apuesta es que sea algo similar a la Cuadra San Cristóbal, quinta diseñada por Luis Barragán en Atizapán.

“Admito que es una calle que está cerrada, pero en la medida de lo posible el compartir, el que los espacios sean caminables, es algo muy importante para la ciudad; que se puedan caminar los edificios para sentirlos.

“Mi papá sí tenía la intención de que los edificios se integraran a la ciudad”, sostiene. “En ese sentido, pues siento que estoy honrando una preocupación urbana”.

El olvido oficial

Hace 10 años, con motivo del décimo aniversario luctuoso de Abraham Zabludovsky, las autoridades organizaron una exposición en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes, además de una mesa redonda en la Sala Manuel M. Ponce del mismo recinto.

Esta ocasión, no obstante, el esfuerzo por honrar la memoria del arquitecto fallecido el 9 de abril de 2003 corrió únicamente a cargo de su hijo.

“Yo me di cuenta que ya estábamos en este vigésimo aniversario, y dije: ‘¿Por qué esperar a que la iniciativa de acordarnos de mi papá venga del Gobierno?'”, comparte Zabludovsky Kuper.

¿No les contactó personal del INBAL o de la Secretaría de Cultura para algún homenaje en este 20 aniversario?
No, en esta ocasión, como familia, nadie nos informó de alguna celebración por el vigésimo aniversario. En esta ocasión no se dio. Prácticamente a principios de enero yo me di cuenta de que venía esta fecha y, desde entonces, es que empezamos a trabajar (en la apertura de la Casa Museo de la Intervención Arquitectónica).