La presión migratoria descendió este miércoles en la frontera entre España y Marruecos en la ciudad norteafricana de Ceuta, con apenas unas decenas de inmigrantes intentando alcanzar a nado territorio español, una situación muy diferente a las 8 mil personas que llegaron desde hace dos días, más de la mitad de las cuales han sido devueltas a su país.

Del total de inmigrantes que consiguieron llegar hasta Ceuta, unos 4 mil 800 han regresado ya a Marruecos, de acuerdo a los datos ofrecidos hoy por el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.

La delegación del Gobierno español en esa ciudad confirmó que la noche fue “relativamente tranquila” y que no se han producido nuevas entradas.

Este miércoles apenas hay en la frontera algunos inmigrantes que han intentado llegar a nado a Ceuta o en una pequeña barca, y que fueron interceptados por las tres embarcaciones de la Guardia Civil española que patrullan la zona.

Tras recogerlos en el mar, los agentes los llevan hasta la playa, donde son acompañados a regresar a Marruecos.

En la playa, junto a la Guardia Civil, permanecen desplegadas unidades militares que también colaboran para llevar a los inmigrantes, la mayoría varones y jóvenes, de regreso al país vecino.

Además de los que son recogidos por las barcas de las fuerzas de seguridad, otros llegan a la playa con evidentes síntomas de haber pasado frío tras un largo periodo en el agua, y una vez que entran en calor en la arena o son atendidos por la Cruz Roja son conducidos a la cercana frontera con Marruecos.

Junto a los que son obligados a regresar, en la frontera se acumulan varias decenas de jóvenes que entraron ilegalmente los últimos días y que desean volver de forma voluntaria a su país porque no tienen donde dormir ni qué comer en Ceuta, según relatan los militares que les atienden en la frontera.

El Gobierno español movilizó ayer al Ejército y advirtió a Marruecos de que defenderá la integridad territorial de sus fronteras “con todos los medios”, después de la inédita situación que se vivió ayer en la ciudad española norteafricana ante la pasividad de la gendarmería marroquí.

La llegada masiva de inmigrantes marroquíes a Ceuta ha sido el último y más grave episodio en la crisis diplomática entre España y Marruecos abierta por el ingreso hace unas semanas en un hospital español del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, enfermo de coronavirus.

Ante esta situación, el presidente Sánchez advirtió a Marruecos de que garantizará la integridad territorial de España “con todos los medios necesarios” y garantizó la seguridad de los ciudadanos de Ceuta ante cualquier eventualidad.