En el Museo Etnográfico de Viena, en el centro de la capital, uno puede dejar atrás el frío otoño austríaco para introducirse desde hoy, y durante los próximos seis meses, en el interior del imperio azteca y de su núcleo religioso y cultural, Tenochtitlán.

La exposición itinerante “Los aztecas” ofrece un viaje hacia el corazón más íntimo de la civilización mexica, como se llamaban a sí mismos los aztecas, a través de los objetos que ocupaban un lugar central en su vida, desde lo militar y lo ritual a lo administrativo y cotidiano.

Aunque el museo vienés acoge el famoso “penacho de Moctezuma“, una pieza de plumas de quetzal que la leyenda cuenta fue regalada por el emperador mexica al conquistador español Hernán Cortés, el objeto no puede formar parte de la muestra porque su frágil estado hace imposible transportarlo hasta la planta baja.

Tras Stuttgart (Alemania) y Viena, la exposición viajará en abril al último destino de la gira, el Museo Volkenkunde de Leiden (Holanda).

UN CAMINO HACIA DENTRO

La muestra es un viaje hacia el centro del imperio mexica, desde los aspectos generales de su civilización hasta las complejidades de su sistema de creencias y su cosmovisión.

“El concepto principal de nuestra curadora, Doris Kurella, era ofrecer ese camino de fuera hacia dentro”, explica a Efe Inés de Castro, la directora del Museo Linden, en Stuttgart, donde se ideó la exposición.

Así, se exhiben objetos cotidianos, deportivos o incluso frutos y semillas que servían entonces como tributos.

Poco a poco se va avanzando hacia el Templo Mayor, el centro de la vida religiosa mexica y de donde provienen algunos de los hallazgos arqueológicos más recientes, también parte de la muestra.

COLABORACIÓN CON MÉXICO

De los más de 200 artefactos expuestos, cerca de la mitad provienen del Museo del Templo Mayor y del Museo Nacional de Antropología de México.

Además, la exposición ha contado con asesoramiento de diferentes arqueólogos mexicanos y de grupos de nativos nahuas, que pidieron una mayor presencia de términos en lengua náhuatl.

Otro ejemplo de la pretensión de contar la historia de los aztecas desde dentro, según de Castro, fue la de referirse a la llegada de los conquistadores españoles como “invasión” en lugar de “conquista”.

El Museo Etnográfico de Viena es el tercer mayor contribuyente de artefactos a esta exposición ya que cuenta con una gran colección de objetos aztecas, un patrimonio que se originó cuando Maximiliano de Habsburgo fue emperador de México.