Poca agua y contaminada; el río Atoyac es la letrina de 56 municipios de Oaxaca con impacto para alrededor de un millón de habitantes.

Es lamentable y vergonzoso, ver el río Atoyac con nata en el agua, la contaminación es terrible, el olor es realmente insoportable”, denunció Markoa Vásquez, artista plástico y ambientalista comprometido con el rescate del afluente.

El río Atoyac fue escenario de un emblemático pasaje histórico en la gesta de Independencia, cuando el expresidente Guadalupe Victoria, exclamó la frase: “Va mi espada en prenda, voy por ella”, recordó Rebeca Díaz, dirigente de la organización Voz de la Montaña Ancestral.

Desde hace más de 40 años, el río Atoyac y el río Salado, que se unen en la misma cuenca hídrica, a la entrada de la ciudad de Oaxaca, cerca del aeropuerto, es un inmenso vertedero de aguas negras, desechos de origen agrícola, comercial, animal y doméstico, así como de residuos de la construcción y cascajo.

Carlos Reyes, presidente del Frente Rescatando el Río Atoyac, destacó que anteriormente los municipios descargaban los residuos fecales de domicilios en pequeños pozos, pero llegó la modernidad, los entubaron y al ver que no había espacio suficiente para depositarlos, los comenzaron a arrojar al agua.

El río Atoyac es un enorme caño en un recorrido de aproximadamente 100 kilómetros, desde su nacimiento al sur del municipio de San Francisco Telixtlahuaca, en su paso por la ciudad de Oaxaca, hasta llegar al mar, en el Océano Pacífico.

La mayor preocupación de nosotros es que mucha gente cultiva al lado de donde pasa el río y estos alimentos llegan a nuestras mesas”, alertó.