El estacionamiento destinado a los autobuses turísticos luce vacío en la playa La Entrega, una de las 36 playas de Huatulco, en la Costa de Oaxaca. Los caminos que llevan a la playa histórica también lucen desiertos. Los prestadores de servicio turísticos se concentran en el módulo de información esperando captar alguna familia, lejos quedaron los días en que con sus motonetas perseguían a los turistas desde la carretera para conducirlos hasta los restaurantes que los contrataban por comisiones.

Las familias que disfrutan de este espacio en esta ocasión llegaron en sus propios vehículos. Como una forma de protegerse del Covid-19, evitaron los autobuses, pero aun así, con la presencia de este turismo nacional y familiar apenas se alcanza una ocupación del 31%, muy por debajo a lo proyectado por las autoridades, que esperaban 70% debido a que las playas de Oaxaca entraron en semáforo amarillo. Lo anterior porque Huatulco era uno de los destinos predilectos del turismo canadiense, que por el momento tiene prohibido viajar a México y cuando la restricción termine habrá pasado la temporada alta.

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El uso del cubrebocas sólo se observa entre quienes ofertan servicios, vendedores ambulantes y los trabajadores de los restaurantes, porque ellos están obligados por el protocolo sanitario municipal, pero a los visitantes no se les pide el uso pues no existe ni un módulo que pida guardar las medidas sanitarias. Lo mismo se observa en otras playas, aunque en las entradas de la población la verificación y sanitización de unidades es obligatoria .

A diferencia de las playas completamente públicas como La Entrega y Bahia Santa Cruz, en las playas como Tangolunda y Bahia Conejo la presencia del turismo nacional y local es casi nula, debido a la lejanía y al mal tiempo, que mantiene a las playas abiertas con bandera roja desde el Miércoles Santo hasta Domingo de Resurrección, pues el oleaje alcanza hasta los 2 metros, además de provocar Mar de Fondo. Es por esta razón que los pequeños comerciantes dan por perdida la poca derrama económica que esperaban esta Semana Santa, pero aún así se mantienen esperanzados.