La Catrina es un personaje del que se ha apropiado el pueblo mexicano y que lo ha encarnado de mil maneras, ha servido tanto para hacer crítica política, protesta social, como elemento ritual e incluso como mero elemento decorativo. Pero, ¿conoces el verdadero origen e historia de La Catrina?

La Catrina es un símbolo de la muerte o, como en términos cultos se dice, es un memento mori (un recordatorio de la muerte).

Los memento mori tienen su origen en la antigua Roma y servían para quitarle la soberbia a los generales que salían victoriosos a las calles. En los desfiles, detrás de ellos, venía un siervo recordándole sus limitaciones como humano.

Según Tertuliano, el siervo les decía:

Respice post te! Hominem te esse memento! [¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre (y no un dios)]

Y es que no importa si uno es rico, pobre, conquistador, esclavo, hombre o mujer, heterosexual u homosexual, alto o pequeño, blanco o moreno, fuerte o débil… todos vamos a morir.

Este tipo de recuerdos de la muerte se siguieron utilizando en el arte (sobre todo en el arte religioso cristiano) y al llegar a América, naturalmente, los mexicanos le dieron su propia forma.

Nace la Calavera Garbancera, nace la Catrina
El primer nombre que tuvo La Catrina fue “La Calavera Garbancera”. Fue el título que le dio el gran artista mexicano José Guadalupe Posada al grabado en el que se representa a una mujer con ropas de alta alcurnia pero hecha calavera.

Fue en tiempos de Benito Juárez que se popularizaron textos escritos por las clases medias para criticar la situación del país y la de las clases más privilegiadas. Los escritos eran redactados de manera burlona y eran acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos (recordemos que en el siglo XIX mexicano los periódicos eran tantos como las ideas y opiniones políticas en el país).

Las calaveras eran representadas con ropas de gala, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad… todo para demostrar la miseria, los errores políticos y la hipocresía de los grupos poderosos.

Posada era un gran crítico social, en su obra evidenció la terrible desigualdad e injusticia que existía en el Porfiriato. La Calavera Garbancera se convertiría en su obra (y crítica) más famosa.

La palabra “catrín” definía a un hombre elegante y bien vestido y era una imagen popular en México que retrataba a las clases aristocráticas de finales del siglo XIX y principios del XX. Fue por eso que cuando el monstruo de la pintura mexicana, el gran Diego Rivera, vio a la Calavera Garbancera, la llamó automáticamente: ¡La Catrina!