La imagen que ven en portada sucedió cuando un inmigrante senegalés se echó a los brazos de una voluntaria de la Cruz Roja en las playas de Ceuta, que representa la frontera entre Marruecos y España. La fotografía ha conmovido a miles, pero también desató una ola de agresiones y amenazas que obligaron a Laura Reyes, la voluntaria de la Cruz Roja, a cerrar sus redes sociales.
En medio de las tensiones migratorias entre España y Marruecos alrededor de Ceuta, los medios se han llenado de imágenes dramáticas de inmigrantes que buscan con desesperación llegar a suelo europeo.
En un solo día, más de 5 mil migrantes han llegado a Ceuta, la ciudad africana en las costas del Mediterráneo que se encuentra bajo control español. En ese contexto apareció la imagen de la voluntaria consolando en un abrazo al inmigrante recién llegado a la costa.
Publicada en la cuenta de Twitter de la Cruz Roja y por medios internacionales, la fotografía ha despertado muestras de respeto y de solidaridad, pero también desató una campaña de acoso en contra de Laura Reyes, protagonista de la imagen.
La voluntaria de 20 años de edad fue insultada, amenazada y, posteriormente, tuvo que cerrar sus cuentas en redes sociales ante la filtración de información personal. Muy comentado, por ejemplo, fue un tuit de la publicista Cristina Seguí, prominente figura de la derecha española, quien calificó el abrazo como un caso de “decadencia moral”:
“Pocas imágenes reflejan mejor la decadencia moral de esta gente y sus discursos buenistas. Oenegista abrazando a un ilegal tras pasar 4 min en las “gélidas” aguas mediterráneas, y él aprovechando la turgencia de sus senos…”, escribió.
Según se documenta en otras imágenes, mientras Luna consolaba al migrante recién llegado, paramédicos luchaban por resucitar a un compañero del senegalés.
“Tenía los ojos rojísimos y me miraba como si fuera la primera vez que salía a la calle. Desesperado. El hecho de abrazarme era como su salvavidas para él”, declaró Luna Reyes.
Hasta el momento más de seis mil migrantes han sido deportados a Marruecos. La gran duda es qué sucederá con los cientos de menores de edad que han llegado en estos días y que aún permanecen en España.