En el mundo digital circulan miles de imágenes y videos con contenido sexual de niñas, niños y adolescentes, y un gran porcentaje de estos materiales son autoproducidos, es decir, fueron tomados por los mismos menores. 

Se trata de un fenómeno que crece a nivel global, vinculado con engaños pederastas y el sexting, y para el que instituciones trabajan para detener. 

“Es un foco rojo al que tenemos que estar atentos para buscar cómo prevenirlo”, señala Alejandra González Treviño, directora de programas y contenido de Red para la Protección de los Derechos Humanos en la Niñez y la Juventud (Educando en Red). 

La Internet Watch Foundation (IWF), que trabaja para minimizar los contenidos de abuso sexual en línea, compartió en enero que cada vez hay más contenido de este tipo: un 92 por ciento de las páginas removidas en 2023 tiene material autoproducido por los propios menores.

Y una de las principales razones es el grooming: cuando son engañados o extorsionados por predadores para realizar los materiales y enviarlos. 

“Puede ser que, como ahora los niños pasan muchas horas en plataformas de juego, son contactados por alguien que se hace pasar por un un chico o una chica de su edad”, señala Ana Patricia Martínez Rodríguez, sexóloga clínica y educativa con especialidad en educación sexual infantil. 

“Se van ganando su confianza, va escalando hasta llegar a una extorsión: ‘Si no me mandas más fotos, voy a publicarlas’, ‘si no me depositas dinero, voy a publicarlas’”. 

Y muchos menores ceden y no lo cuentan porque tienen miedo. 

Al respecto, las organizaciones han dejado de usar el término “pornografía infantil”. La Interpol explica que cuando hay menores implicados, no es porno: es abuso y un delito. Por ello han pasado a nombrarlo materiales de abuso sexual infantil (MASI). 

EN MANOS EQUIVOCADAS

El informe 2023 de Te Protejo México destaca que una de las prácticas asociadas a este tipo de materiales es el sexting, cuando los menores intercambian imágenes o videos de contenido sexual que, posteriormente, es compartido sin autorización. 

Aunque el fenómeno no es nuevo, ahora es más fácil que los contenidos se viralicen sin consentimiento. 

“Los adolescentes están vinculándose a través de plataformas y puede ser que manden fotografías que ellos mismos se toman, lo comparten y terminan en manos y con finalidad que no son las que se enviaron en un principio”, dice la educadora Martínez Rodríguez. 

El rango de edad más presente en estos contenidos es de los 4 a los 13 años, y en el 92 por ciento de los casos la población son niñas o adolescentes. 

De acuerdo con la línea de reporte, 1 de cada 3 imágenes o videos de contenido de violencia sexual son producidos por terceros. 

Esto también está vinculado a las fotografías y videos que comparten los padres de los menores en traje de baño o poca ropa, y después caen en sitios equivocados.

PREVENCIÓN 

Las causas de este fenómeno son múltiples, pero los esfuerzos para atenderlo se encaminan hacia un mismo lugar: la prevención. 

No se trata de alejarlos el mundo digital, coinciden las especialistas, sino educarlos para navegar de manera segura.

Los padres deben establecer una comunicación con sus hijos, supervisarlos, así como aplicar restricciones. 

EDUCACIÓN SEXUAL

La educación en sexualidad también es fundamental para la prevención, tanto en casa como en la escuela. 

Esto ayuda a que los menores puedan desarrollar relaciones emocionales saludables, e incluso a tomar mejores decisiones. 

“Debe de empezar desde la primera infancia, desde esta parte de yo soy el único dueño de mi cuerpo, aprendo a cuidarme”, destaca la educadora Martínez Rodríguez. 

En el caso del sexting, las especialistas señalan se trata de una práctica de algunos adolescentes como parte de su descubrimiento y búsqueda de pertenencia. 

La educación sexual también contempla que aprendan sobre formas de relacionarse y consentimiento. 

“Hay adolescentes que confunden el sexting con una manera de vincularse emocionalmente”, apunta la sexóloga y educadora Elia Martínez Rodarte.