El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha consolidado esta noche su dominio absoluto en el Partido Republicano con una victoria sin paliativos en los caucus de la gélida Iowa. Con más del 50% de los votos y una distancia de casi 30 puntos con el segundo clasificado, el gobernador de Florida Ron DeSantis, el magnate ha logrado un triunfo histórico. Nunca antes un candidato republicano había ganado con tanto margen: Trump ha doblado el anterior récord, de 12,8 puntos, que distanció en 1988 a Bob Dale de Pat Robertson.

“Es el momento de estar unidos, ya sean republicanos, demócratas, liberales o conservadores”, ha dicho al inicio de su discurso triunfal, entre los vítores de los asistentes. Y ha alabado a sus contrincantes, después de pasarse toda la campaña demonizándolos, consciente de que tras esta noche verán muy reducidas sus opciones de aspirar a la nominación republicana: “Hemos pasado un muy buen rato haciendo campaña”, ha dicho, “son gente muy inteligente y muy capacitada”.

Trump obtiene más de la mitad de los 40 delegados

El clima extremo ha congelado la participación, pero no ha evitado el temporal que venían anunciando las encuestas: Trump ha arrasado, con el 51% de los votos, y se llevará más de la mitad de los 40 delegados que votarán en julio al aspirante republicano a la Casa Blanca. Muy por detrás, ni el gobernador de Florida, Ron DeSantis (21,2%), ni la exembajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley (19,1%), ni el empresario Vivek Ramaswamy (7,7%), han soportado las inclementes rachas de viento trumpista. Tras conocerse los resultados, Ramaswamy ha anunciado que se retira de la carrera electoral.

Los votantes registrados en Iowa como republicanos estaban convocados a las 19 horas a su centro de votación. Este año, el partido ha dividido el estado en unos 1.700 distritos electorales, repartidos en 700 escuelas, polideportivos, iglesias y centros cívicos. En la iglesia evangélica Eternity, en Clive –suburbio de Des Moines, la capital de Iowa–, el proceso ha comenzado con una oración.

Acto seguido, los representantes elegidos por la campaña de cada candidato han llevado la voz cantante del debate, que ha concluido con una votación secreta, en la que han escrito a mano el nombre de su candidato en una hoja de papel. Benjamin Parks, de 45 años, asistía por primera vez a los caucus para apoyar al caballo ganador: “He votado a mi presidente, Donald Trump, al que le robaron las últimas elecciones y merece terminar el trabajo que inició en el 2016”, ha dicho en una entrevista con este diario, repitiendo la teoría sin pruebas del fraude electoral.

A pesar de su importancia, por ser la primera cita electoral y una de las más seguidas, el peso de los caucus de Iowa es relativo. Han servido para designar los primeros 40 delegados de los 2.469 que se enviarán a la Convención Nacional Republicana, que votará el próximo julio en Milwaukee (Wisconsin) al aspirante republicano para ocupar la Casa Blanca.

El proceso de nominación del candidato a la presidencia suele ser una carrera de fondo. De hecho, el ganador de los caucus de Iowa no acostumbra a ganar: en las tres últimas elecciones republicanas, vencieron Mike Huckabee (2008), Rick Santorum (2012) y Ted Cruz (2016). Desde que Iowa se convirtió en 1972 en el primer estado del ciclo de primarias, tan solo tres candidatos lograron la nominación de su partido y finalmente la presidencia: Jimmy Carter (1976), George Bush (2000) y Barack Obama (2008). Todo apunta a que Trump se convertirá en el cuarto, después de lograr este lunes la mayor ventaja de la historia en unos caucus republicanos.

A los pocos minutos de comenzar la votación, los medios de comunicación han proyectado la victoria del magnate neoyorquino, lo que ha provocado la indignación de DeSantis, quien asegura ser víctima de una “interferencia electoral”. El resultado ha confirmado el dominio indiscutible de Trump en este estado mayoritariamente rural, conservador, blanco y evangélico, en el que perdió sus primeros caucus el 2016, pero que terminó siendo clave para su victoria en las elecciones presidenciales.

La batalla por el segundo puesto

La sorpresa de la noche ha llegado en el segundo puesto: DeSantis ha logrado dar la vuelta a las encuestas y ha frenado el ascenso de Haley, a quien las últimas encuestas convertían en la clara alternativa al expresidente. El gobernador de Florida ha visto recompensado su esfuerzo en Iowa, donde ha realizado una gran inversión en propaganda, ha visitado los 99 condados del estado y se ha ganado el apoyo de su gobernadora, Kim Reynolds.

El resultado mantiene viva la lucha por el segundo puesto. Haley, que se ha posicionado como la alternativa moderada –aunque igualmente muy conservadora– al “caos” y las “distracciones constantes” del magnate neoyorquino, se ha quedado a tan solo dos puntos de DeSantis. A pesar de no cumplir con las expectativas, la votación confirma su dinámica ascendente: en cinco meses, desde el primer debate de primarias, ha pasado del 3% de la intención de voto a escala nacional al 12% que ostenta en la actualidad.

El gobernador de Florida y la exgobernadora de Carolina del Sur continuarán su duelo personal la próxima semana. Hoy mismo viajan a Nuevo Hampshire, el siguiente estado en celebrar primarias (el 23 de enero), donde Haley cuenta con opciones serias de desbancar a Trump. Allí, las últimas encuestas le dan un 30,3% de los votos, 13,4 puntos por debajo del expresidente. Y tiene casi asegurada la victoria contra DeSantis, que solo cuenta con el 6% de la intención de voto.

Nuevo Hampshire, más moderado y menos trumpista, fue considerado durante décadas un estado bisagra. Sin embargo, desde el salto de Trump a la escena política, los demócratas han ganado en todas las elecciones federales, ya sea a la presidencia, a la Cámara de Representantes o al Senado. El mensaje de Haley, que se ha ganado el apoyo del gobernador Chris Sununu, cala más entre el electorado del estado del nordeste de EE.UU.

En el caso de los demócratas, este año las primarias carecen de emoción. Como suele ocurrir con el presidente en el cargo, el partido ha respetado la candidatura de Joe Biden para la reelección, y tan solo se han presentado dos contendientes con opciones ínfimas en las encuestas: la escritora Marianne Williamson (6,1%) y el congresista Dean Phillips (3,5%). Esta dinámica también explica el dominio de Trump: gran parte de sus seguidores sigue creyendo que en el 2020 hubo un fraude electoral, por lo que el verdadero presidente electo es el magnate neoyorquino.