Amanece en el Parque Nacional Arrecife Alacranes; todos los integrantes de la expedición se alistan en el barco Caribbean Kraken antes de zambullirse en el tesoro oculto del Golfo de México.

Debajo del azul turquesa del mar podría estar el alimento del futuro o la cura para la próxima pandemia que enfrentará la humanidad.

Con una poderosa analogía, Mariana Reyna, científica de Océanos y Pesquerías de Oceana México, se refiere a la necesidad de explorar, proteger y conservar los recursos naturales que se esconden en el fondo marino.

Sabemos más del espacio exterior que de nuestros mares; se estima que conocemos menos del 1 por ciento de los océanos. No hemos explorado el fondo marino, y es que es muy difícil, justo por la complejidad que significa estar aquí muchos días en altamar”, indicó.

ADN AMBIENTAL
Adrián Munguía es doctor en Ecología y Biología Evolutiva, investigador asociado de la Universidad de Arizona y consultor independiente en Genética y Genómica.

La misión que tiene en la expedición del Proyecto Arrecife Alacranes, es obtener el ADN Ambiental del área natural protegida, recolectando muestras de agua en las profundidades del mar.

Miguel Rivas, director de la campaña de Santuarios Marinos de Oceana México, explicó que las moléculas de ADN permiten saber qué seres vivos habitan el parque nacional por las células que desprenden.

De esta forma, podemos identificar animales y plantas más allá de lo visual. Esta tecnología nos permite saber qué tan rico es el ecosistema y saber cuántas especies potenciales tenemos en el lugar”, detalló.

Adrián Munguía bucea a 30 metros de profundidad para recolectar 12 litros de agua por sitio.

Posteriormente, utiliza una botella oceanográfica, que lanza desde el barco para obtener muestras debajo de los 100 metros.

Conocer y conservar la biodiversidad de sitios como Arrecife Alacranes es clave para garantizar la supervivencia del planeta.