Las farmacéuticas francesa Sanofi y la británica GSK anunciaron que han solicitado a las autoridades europeas y estadounidenses autorización para administrar su vacuna contra la COVID-19, después de que con un año de retraso los ensayos se hayan mostrado concluyentes.

En un comunicado conjunto, las dos multinacionales indican que su vacuna puede ser utilizada como dosis de refuerzo y que los ensayos llevados a cabo hasta ahora demuestran que aumenta de forma significativa, de 18 a 30 veces, los anticuerpos de aquellos pacientes inmunizados con vacunas de ARN mensajero.

Por ahora solo solicitan la autorización como dosis de refuerzo, aunque señalan que la vacuna también es eficaz para primeras inmunizaciones.

En estos casos, los estudios muestran una eficacia del 100% para evitar toda forma severa de COVID-19 y, por tanto hospitalizaciones, mientras que evita un 75% de casos moderados y un 57.9% de otros síntomas más débiles.

Se trata de una eficiencia “comparable a la de las vacunas ya disponibles, en un contexto dominado por la aparición de numerosas variantes”, indican.