El equipo de gimnasia alemán ha presentado un traje completo como una forma de protesta contra la sexualización de las gimnastas. El traje fue usado durante un entrenamiento de cara a su participación en Tokyo 2020.

Por décadas, las gimnastas han empleado como uniforme un mono que no cubre las piernas. La única excepción posible era por motivos religiosos, pero la comodidad de las deportistas no era considerada.

De ahí el revuelo que causaron las gimnastas alemanas al usar trajes completos durante el campeonato europeo celebrado en Suiza en abril del 2021. Según declararon entonces, el traje representaba su postura contra la sexualización de las deportistas.

Ahora, la gimnasta Sarah Voss llamó la atención tras compartir en Instagram una serie de fotografías de un entrenamiento. En las imágenes, la deportista y sus compañeras de equipo portan un traje completo que llega hasta los tobillos.

Tras la justa deportiva ocurrida en abril, Voss explicó que el equipo había elegido un traje que les permitiera, ante todo, sentirse cómodas a lo largo de la competencia.

“Al hacer splits y saltos, a veces los leotardos no cubren todo. En ocasiones se delsizan y esa es la razón por la cual inventamos una nueva forma de leotardo que permita a todas sentirse seguras durante las competiciones y los entrenamientos. Cada vez que no te sientes segura, te distraes de lo que quieres conseguir en tu actuación”, declaró durante una entrevista con la BBC.

En aquel entonces, la Federación Alemana de Gimnasia (DTB, por sus siglas en alemán) lanzó un comunicado donde apoyaban la decisión de sus gimnastas. En rigor, no habría una regla que le impidiera al equipo alemán participar con leotardos completos.

El reglamento actual permite trajes que lleguen a los tobillos, en consideración con la religión de las deportistas. Sin embargo, las autoridades olímpicas no se han pronunciado al respecto.

Aún no está confirmado si las alemanas usarán estos trajes durante los Juegos Olímpicos. Aunque la reacción ha sido mucho más benévola y comprensiva, su caso está hermanado con el de la jugadoras de balonmano de Noruega que fueron multadas por la federación europea por usar shorts en lugar de bikinis.

En aquella ocasión, aunque contaban con el apoyo de la federación y los políticos de su país, el equipo noruego fue multado con 1500 euros por el cambio en el uniforme.