Desde hace casi tres meses, la cada vez más constante llegada de migrantes a la frontera con Estados Unidos está agravando la situación de seguridad en la zona. Muchos tienen como objetivo llegar hasta el límite que marca el Río Bravo y entregarse a las autoridades para garantizar el inicio de un trámite que les pueda dar certeza legal, pero mientras eso sucede, todo es incierto.

Magdali viajó un mes desde Guatemala a ciudad Miguel Alemán, Tamaulipas, para pasar a Roma, Texas.

“Tengo 19 años y vengo de Guatemala, quiero llegar a Boston porqué voy en busca del papá de mi hija. Realmente allá es muy difícil la vida. Allá se roban a los niños y a mi nena me la querían quitar, entonces yo por eso salí de Guatemala”, dijo.

Como ella, miles de migrantes centroamericanos llegan a Estados Unidos con una nueva esperanza: de que el gobierno del presidente Joe Biden les brinde refugio.

La mayoría de estas personas se entregan a la Patrulla Fronteriza, quienes ya están a su espera a metros del río para iniciar su procesamiento.

En un plazo de 72 horas las autoridades decidirán si les permiten iniciar un juicio para conseguir refugio o las deportan a su país de origen.

El presidente Biden canceló la construcción del muro fronterizo y anunció la recepción de niños.

“Trump fue claro: no vienen. ¿Biden? No sabemos. Como puedes entrar y te dicen “sí”, como de repente te regresan con todo y familia. Aquí puedes encontrar víboras de cascabel, alacranes, tarántulas. Ahí están los biberones, muestra de qué tipo de migración está pasando por aquí”, señaló el pastor Luis Silva.

Aunque todavía no se cumplen los primeros 100 días de la administración del presidente Biden, la Patrulla Fronteriza ha detenido a cerca de 300 mil migrantes indocumentados.

“El presidente Biden prometió que no iba a deportar a las personas, a los inmigrantes y, pues, desgraciadamente que sigue deportando a muchísimas personas. Obviamente tenemos que seguir trabajando con otros países para que puedan tener un mejor gobierno, que las personas puedan estar en sus países y sentirse felices de estar ahí”, señaló Erika Andiola, abogada de migrantes.

Niños, mujeres, y algunas familias sí consiguieron autorización para quedarse en Estados Unidos, por lo menos durante el juicio para conseguir la residencia o la ciudadanía. Es el caso de flor, una migrante hondureña que atravesó méxico en la bestia junto con su hija cristal.

“Permitieron mi estancia a Estados Unidos, voy a Sur Carolina Con mi esposo y mi otra hija”, señaló Flor Idalma, migrante hondureña.