Las fuerzas de seguridad de Myanmar mataron a tiros el viernes a nueve opositores al golpe de Estado del 1 de febrero, dijeron proveedores de servicios funerarios y medios de comunicación, en tanto, Indonesia pidió que se ponga fin a la violencia y se restaure la democracia, en un llamado inusualmente directo.
El Ejército y la Policía han utilizado tácticas cada vez más violentas para reprimir las manifestaciones de partidarios de la detenida líder electa Aung San Suu Kyi, pero eso no ha sofocado las protestas y las multitudes se han vuelto a congregar en varias ciudades.
Las fuerzas de seguridad dispararon en un enfrentamiento en la ciudad central de Aungban mientras intentaban despejar una barricada de manifestantes, informaron medios y un testigo.
“Las fuerzas de seguridad vinieron a quitar barreras, pero la gente se resistió y dispararon”, dijo por teléfono el testigo, que no quiso ser identificado.
Un funcionario del servicio funerario de Aungban, que se negó a ser identificado, dijo a Reuters que ocho personas murieron, siete en el lugar y una persona herida que murió después de ser llevada al hospital en la cercana ciudad de Kalaw.
El portavoz de la junta no estuvo disponible de inmediato para hacer comentarios, pero anteriormente ha dicho que las fuerzas de seguridad han utilizado la fuerza solo cuando ha sido necesario. Sus críticos se han burlado de esa explicación.
Un manifestante murió en la ciudad nororiental de Loikaw, dijo el portal de noticias Myanmar Now, y hubo algunos tiroteos en la ciudad de Rangún, la más grande del país, pero no se informó de víctimas.
También había manifestaciones en la ciudad de Mandalay, la segunda más grande del país, y en Myingyan, Katha y Myawaddy, informaron testigos y medios de comunicación.
El número total de personas muertas durante las semanas de disturbios ha aumentado al menos a 233, según el último informe y un recuento del grupo activista Asociación de Asistencia para Prisioneros Políticos.