El Senado de Argentina aprobó en la madrugada de este miércoles un proyecto que permite acceder libremente al aborto hasta la semana 14 de gestación, que fue impulsado por el Gobierno de Alberto Fernández y era un reclamo histórico de los colectivos feministas.

El texto, que ya había sido aprobado por los Diputados el 11 de diciembre pasado, recibió los votos a favor de 38 senadores, 29 en contra y una abstención, tras una sesión de 12 horas y durante la que miles de personas, a favor o en contra de la ley, se concentraron a las afueras del Congreso a la espera del resultado.

El proyecto representa un fuerte cambio respecto a la situación actual -en la que solo se permite abortar legalmente si la mujer sufrió una violación o corre peligro su vida- y autoriza la objeción de conciencia de los facultativos que no quieran participar del aborto, pero siempre que deriven con rapidez a las pacientes a otros profesionales que lo lleven a cabo.

EL FIN A UNA NORMATIVA CENTENARIA

El proyecto sancionado, que fue iniciativa del presidente Alberto Fernández -en el poder desde hace un año-, da la vuelta por completo a la legislación que rige desde 1921, cuando se aprobó el vigente Código Penal y por el que solo se puede acceder al aborto si corre peligro la vida de la madre o si el embarazo fue por una violación.

Cuando entre en vigor la nueva ley -hay diez días hábiles para que sea promulgada y luego deberá ser reglamentada-, las mujeres podrán abortar voluntariamente, de forma segura, legal y gratuita, hasta la semana 14 de gestación, y más allá de ese plazo en las dos causales hasta ahora permitidas.

Siempre en un máximo de 10 días desde su requerimiento.

También se autoriza la objeción de conciencia de los sanitarios que no quieran participar del aborto, pero siempre que deriven a las pacientes a otros profesionales que sí lo hagan.

A LA CABEZA DE LATINOAMÉRICA

Con este paso, Argentina, que en la última década aprobó también el matrimonio igualitario en 2010 y la ley de identidad de género en 2012, se reafirma como uno de los países con mayores avances sociales de Latinoamérica, región donde el derecho al aborto es inexistente o muy limitado en la mayor parte de los países.

Solo Cuba, Uruguay, Puerto Rico y Guyana, además de Ciudad de México y Oaxaca tienen permitida la interrupción voluntaria del embarazo.

Hasta hoy y a lo largo de los años, varias fueron las ocasiones en que los colectivos feministas trataron de que se aprobara una ley en Argentina. Fue en 2018 cuando, por primera vez, el Congreso debatió un proyecto que, elaborado por una plataforma civil, obtuvo el “sí” de los diputados pero el rechazo del Senado.

Esto echó por tierra las ilusiones de muchas mujeres pero no les hizo perder la esperanza, menos aún cuando el año pasado, en su carrera por la Presidencia, Alberto Fernández se comprometió a impulsar una nueva ley y volver a intentarlo.

“El aborto seguro, legal y gratuito es ley. A ello me comprometí que fuera en los días de campaña electoral. Hoy somos una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública. Recuperar el valor de la palabra empeñada. Compromiso de la política”, escribió en Twitter esta mañana.

La sanción del proyecto, con un resultado menos reñido de lo que se esperaba, representa, tras las negociaciones políticas que llevaron a cosechar más apoyos que hace dos años, un éxito para el presidente para rematar un complicado 2020 marcado por la pandemia del coronavirus y la grave recesión que arrastra el país desde 2018.