Las autoridades sanitarias francesas consideraron este viernes que el pico máximo de la segunda ola de la pandemia de COVID-19 en el país se ha superado, pero recomiendan mantener las medidas de prevención para evitar un nuevo rebrote.
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Los datos indican una importante disminución en todos los indicadores epidemiológicos, que son más marcados en aquellas ciudades donde se instauró primero un toque de queda a partir del 17 de octubre.
La SPF constata que hay una decena de días entre la tendencia de la adopción de las medidas restrictivas del movimiento y la inversión de la curva de contagios.
En la semana que va del 9 al 15 de noviembre, los contagios cayeron un 40 %, las hospitalizaciones un 13 % y los ingresos en cuidados intensivos un 9 %, mientras que el número de muertos “tiende a una estabilización por vez primera tras varias semanas de aumento”.
En ese periodo se registraron 3 mil 756 víctimas mortales causadas por la COVID-19, frente a las 3.817 de la semana precedente.
También se registró un descenso de la tasa de positividad, con un 16,2 % de test positivos, frente al 19,7 de la semana anterior.
La SPF advierte, sin embargo, que sería prematuro levantar las medidas de protección, que considera el único medio de frenar la epidemia hasta que lleguen las vacunas.
El portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, por su parte, reiteró en la emisora France Info que no está previsto levantar el confinamiento de la población, aunque admitió que pueden introducirse algunas adaptaciones.
El primer ministro, Jean Castex, reunirá esta tarde por videoconferencia a los líderes de los principales partidos del país para repasar la situación sanitaria y las medidas que tiene previsto adoptar el Ejecutivo, que serán desveladas la semana que viene por el presidente, Emmanuel Macron, en un mensaje a la nación.