La crisis del agua está relacionada de forma intrínseca con la emergencia climática ya que “si continuamos con el ritmo actual de emisiones” desaparecerá “más de un tercio de la masa de glaciares en este siglo“, aseguró el asesor técnico de cambio climático y ecosistemas en PNUD Perú, James Leslie.

Leslie alertó de que mientras las masas de agua congelada se deshielan, “el 40% de la población mundial no tiene acceso a este recurso hídrico” y resulta “una carencia crítica en la pandemia de la COVID-19”.

Lo recuerda Leslie en una tribuna  en la que aborda la lucha climática llevada a cabo por Perú, que está alineada con el Acuerdo de París y se centra en asegurar “la disponibilidad hídrica con igualdad para esta y las próximas generaciones”.

Aunque es “un desafío complejo”, hay que “construir resiliencia en cada país frente a futuras crisis y cerrar las desigualdades en el acceso a servicios tan básicos como el agua”, señaló.

En el caso de Perú, todavía hay “ocho millones de personas que carecen de agua potable”, lo que supone “una preocupante inequidad” que puede agravarse con la emergencia climática que ya ha desvanecido “el 50% de los glaciares peruanos”, según la Autoridad Nacional del Agua de este país sudamericano.

Por ello, desde está nación se está dando “una respuesta ambiciosa y con sentido de urgencia” a través de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), remarca el miembro de Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

“Todas las esferas del gobierno peruano” han desarrollado una hoja de ruta para reducir las emisiones un 20% para 2030 y para hacer frente “a los embates del cambio climático teniendo como una de las prioridades la disponibilidad del agua”.https://d-5618405131834868137.ampproject.net/2009190410002/frame.html

Asimismo, el Programa de Apoyo a la NDC del PNUD está llevando a cabo en Lima, “la desértica capital” peruana donde “700 mil personas no tienen acceso a la red de servicios de agua”, un proyecto piloto con atrapanieblas que captan el agua de las lomas, un ecosistema verde de “una gran espesura de niebla con gran potencial”, explica Leslie.

Esta tecnología “a través de un sistema de riego automatizado” distribuye el agua hacia un vivero donde las comunidades plantan árboles de tara, una especie originaria que casi ha desaparecido, con los cuales reforestan las lomas, amenazadas “por traficantes de tierras y mineros ilegales”.

Por otra parte y frente a estas amenazas, el Programa de Apoyo a la NDC junto a la iniciativa ‘Conservación, gestión y rehabilitación de los ecosistemas frágiles de lomas’ está trabajando en “el empoderamiento de las comunidades” para que estas sean incluidas “en la toma de decisiones que influyen en estos territorios”.

En opinión de Leslie, soluciones basadas en la naturaleza como éstas sientan las bases contra el cambio climático en países como Perú, “abren oportunidades de desarrollo para las comunidades” y reducen el impacto “de la crisis climática”.