Francia celebró el martes el Día de la Bastilla sin el tradicional desfile de tanques y tropas por la avenida de los Campos Elíseos de París, en una concesión a la epidemia de COVID-19 que aún acecha a Europa.
En su lugar, el presidente Emmanuel Macron, de pie en la parte trasera de un jeep militar, revisó las filas de soldados parados con distanciamiento social en la Plaza de la Concordia después de la exhibición de aviones militares.
“Deseo, con todos los franceses, con todos los Ejércitos mismos, rendir un vibrante tributo a los trabajadores de la salud y a aquellos que, en todos los sectores, han permitido que continúe la vida pública, social y económica”, dijo Macron antes del desfile.
“La dedicación, tenacidad, coraje, solidaridad que surgió con fuerza en todas partes, tanto en nuestras ciudades como en nuestro campo, genera admiración”, agregó.
Es la primera vez desde 1980 que el desfile anual no se realiza en los Campos Elíseos.
Los espectadores no estuvieron autorizados a acercarse a la Plaza de la Concordia, la más grande de París, para evitar la propagación de la enfermedad, que ha dejado al menos 30,000 muertos en Francia.
El desfile comenzó con la tradicional exhibición de la Fuerza Aérea del país, con aviones acrobáticos dejando un rastro de humo azul, blanco y rojo. Los dignatarios estaban sentados con distancia entre sí.
El Día de la Bastilla, o Día Nacional de Francia, se remonta a la revolución de 1789.
Ese día, los ciudadanos irrumpieron en la fortaleza de la Bastilla, que era usada para detener prisioneros y se había convertido en un símbolo del duro gobierno de la monarquía francesa.