Más un centenar de migrantes hondureños salieron este viernes en caravana hacia Estados Unidos, conscientes de que las posibilidades de llegar son muy escasas por el riguroso control que ejercen las fuerzas de seguridad de México en su frontera sur con Guatemala.

“Sabemos que al llegar a México tendremos problemas, pero vamos a buscar una ruta por la que podamos movernos y a ver hasta dónde podemos llegar”, dijo a Efe, Mario, quien afirmó que es la segunda vez que intenta llegar a Estados Unidos.

Migrantes hondureños duermen en la Central de Transporte de San Pedro Sula.

La primera vez fue hace dos semanas, cuando se fue en la caravana que salió desde la central de autobuses interurbanos de San Pedro Sula, Honduras.

El joven de 26 años indicó escuetamente que se fue “como la mayoría porque no tenemos trabajo” y que fue detenido en México con centenares de sus compatriotas después de que la semana pasada cruzaron el río Suchiate, limítrofe con Guatemala.

De la pequeña caravana, que se comenzó a concentrar en las primeras horas del jueves en la terminal de autobuses de San Pedro Sula, en cuyas áreas verdes y al aire libre los indocumentados durmieron anoche unas pocas horas, también forma parte Ana Rosa Torres, madre de nueve hijos, de los que seis todavía dependen de ella, según dijo a Efe.

Ana Rosa, de 48 años, llegó hasta San Pedro Sula procedente de Ciudad Nueva, una pequeña comunidad cercana al municipio de San Marcos de Colón, departamento de Choluteca, al sur y fronterizo con Nicaragua, donde se dedicaba a la venta de tortillas de maíz.

Según su relato, la venta de tortillas le dejaba 100 lempiras (77 pesos mexicanos) diarios de “ganancia”, lo que no es suficiente para una familia tan numerosa como la suya.

De la segunda caravana en lo que va de 2020, dijo que se enteró por los medios de comunicación y que decidió venirse desde su comunidad con su hijo menor, de ocho años, y con una hija de 20, que le ha dado dos nietas, de las que una, de tres años, les acompaña ahora.

Ana Rosa relató que su hija, para agenciarse algún dinero, vendía pescado o hacía “cualquier trabajito” para el gasto diario, pero que el ingreso era muy bajo.

Uno de los tantos problemas que Ana Rosa dijo tener es la falta de una casa, por lo que le pidió al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, que le regale una para superar su situación.

Al presidente Hernández “le pediría que se ponga la mano en la conciencia, que nos ayude a nosotras que no tenemos una vivienda, porque nosotras las madres solas nos vamos a correr ese riesgo de que nos puede pasar algo”, en la caravana, expresó la inmigrante.

“Si me puede ayudar con una vivienda, si se pone la mano en el corazón y me ayuda, porque no tengo dónde vivir y no ajusto para pagar el alquiler de una casa”, agregó.

Ana Rosa se identificó como “una madre sola” que ha sido “padre y madre” para sus hijos y no tiene dónde vivir. Su segundo marido, padre del hijo menor, murió hace varios años.

Sobre la caravana, no sabe hasta dónde llegarán, pero cree que Dios le ha dado la “oportunidad” desde que salió de su comunidad, “porque él tiene un propósito para mí”.

“Él sabrá, vamos a llegar hasta donde el señor tenga destinado para nosotros”, afirmó.

La mayoría de los migrantes son jóvenes y muy pocos han querido hablar con los periodistas. Algunos piden dinero y afirman que llegaron deportados el miércoles y el jueves por vía aérea y terrestre desde México.

Segunda caravana en 2020

La caravana de este viernes es la segunda en enero de 2020, tras la que partió los días 14 y 15 por los puntos aduaneros de Corinto y Agua Caliente, fronterizos con Guatemala.

En la primera caravana salieron más de dos mil personas, entre ellas niños, muchos de ellos de entre uno y cinco años, incluso adolescentes. En la de hoy también van muchas mujeres y niños pequeños.

Según las autoridades migratorias de México, entre el 18 y 30 de enero han sido deportados unos dos mil 500 hondureños, que serían casi la totalidad de los que salieron los días 14 y 15.

La segunda caravana espera llegar este mismo viernes hasta Agua Caliente, dependiendo de las facilidades que tengan en la carretera, aunque no se sabe si cruzarán hasta Guatemala o lo harán mañana.