Las cinco piezas que estaban en la parte superior del pedestal de Colón, cuatro frailes y la escultura de Cristóbal Colón, que tenían casi 150 años en el mismo lugar, siguen en proceso de restauración en talleres de la Coordinación Nacional de Restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde se encuentran desde la madrugada del 10 de octubre del año pasado.

Las cinco piezas que estaban en la parte superior del pedestal de Colón, cuatro frailes y la escultura de Cristóbal Colón, que tenían casi 150 años en el mismo lugar, siguen en proceso de restauración en talleres de la Coordinación Nacional de Restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde se encuentran desde la madrugada del 10 de octubre del año pasado.

“Fray Bartolomé de las Casas y Fray Diego Dehesa, llevan un avance del 75%, Cristóbal Colón, alrededor del 40%, Fray Antonio de Marchena un 25% y Fray Pedro de Gante un 20% todo eso porque es una amplia superficie la que hay que intervenir, entonces el avance de este tipo de procedimientos es un poco lento”, dijo Diego Jáuregui, coordinación nacional de Restauración del INAH.

Los tratamientos que se le han aplicado a estas piezas incluyen eliminación de grafitis, suciedad, recubrimientos de capa de protección envejecida, además de diversos productos de corrosión que generaban manchas y costras.

Algunas piezas tenían pequeños faltantes, ya que este monumento fue motivo de diversos actos vandálicos.

Faltan algunos elementos, unas flores en una escultura o una pluma en otra, una cruz que llevaba en una mano uno de los frailes, faltan pequeños elementos, pero lo esencial se sigue conservando al paso del tiempo.

En el caso de uno de los frailes, identificado como Fray Pedro de Gante, le falta un dedo, que fue producto de un golpe que recibió la pieza.

Estas piezas originalmente tenían una pátina negra y están fabricadas con una técnica que se conoce como “a la cera perdida” y esto implica que gran parte del núcleo interno está hueco y lo que vemos en superficie es sólido.

Cada una de ellas pesa entre 850 y 1250 kilos, a pesar de que son huecas están fabricadas en bronce y tienen un recubrimiento de origen de productos de corrosión.

Todo el monumento constituido por las cinco esculturas, el pedestal, la reja perimetral y los elementos metálicos adosados que llevaba en los costados que eran los diferentes relieves y placas, serán restaurados.

En donde quedó el basamento ya comenzaron las obras para restaurarlo.

Personal del INAH y de la Secretaría de Obras de la Ciudad de México estuvieron el viernes en la icónica glorieta.

Ya se ha comenzado a descubrir los cimientos del basamento.

Será el Gobierno de la Ciudad de México el encargado de moverla con supervisión del INAH y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), cómo se hizo cuando se retiraron las esculturas.

“En cuanto a la restauración de las esculturas se tiene contemplado que esté siendo concluida en la primera mitad del próximo año, hasta el momento la intervención de estas cinco esculturas que estaban sobre el pedestal han sido financiadas por el INAH”, indicó Diego Jáuregui, coordinación nacional de Restauración del INAH.

Hasta que estén totalmente restauradas serán llevadas al Parque América, en la Colonia Polanco, en donde hasta ahora el Gobierno de la Ciudad ha informado que se quedarán.