CDMX.- El verano pasado, cuando se acercaba el estreno de Romper el Círculo (It Ends With Us), Justin Baldoni, el director y actor de la película, y Jamey Heath, el productor principal, contrataron a un publirrelacionista experto en situaciones de crisis.
Durante el rodaje, la coprotagonista Blake Lively se había quejado de que los hombres habían violado los límites físicos y le habían hecho comentarios sexuales y otros inapropiados.
El estudio, Wayfarer, aceptó proporcionar un coordinador de intimidad a tiempo completo, traer a un productor externo y poner otras medidas de seguridad en el set. En una carta adjunta al contrato de Lively, firmada por Heath, el estudio también acordó no tomar represalias contra la actriz.
Pero en agosto, los dos hombres, que se habían posicionado como aliados feministas en la era del #MeToo, expresaron temores de que sus acusaciones se hicieran públicas y los mancharan, según una denuncia legal que ella presentó el pasado viernes. En ella se afirma que su esfuerzo de relaciones públicas tenía un objetivo explícito: dañar la reputación de Lively.
Su expediente incluye extractos de miles de páginas de mensajes de texto y correos electrónicos que obtuvo mediante una citación judicial. Estos y otros documentos fueron revisados por The New York Times.
La denuncia de Lively (contra Baldoni; Heath; Wayfarer; Steve Sarowitz, cofundador del estudio; Wallace; Nathan; y Jennifer Abel, otra ejecutiva de relaciones públicas involucrada en la campaña) alega acoso sexual y represalias.
La denuncia, presentada ante el Departamento de Derechos Civiles de California, es un precursor de una demanda.
“Espero que mi acción legal ayude a revelar estas siniestras tácticas de represalia para dañar a las personas que denuncian mala conducta y ayude a proteger a otros que puedan ser atacados”, declaró Lively.
“Estas afirmaciones son completamente falsas, escandalosas e intencionalmente lascivas, con la intención de herir públicamente y repetir una narrativa en los medios”, respondió Bryan Freedman, el abogado de Baldoni.
Los abusos
Según la demanda, antes de comenzar el rodaje, Blake Lively se opuso a las escenas de sexo que Baldoni quería añadir y que consideraba gratuitas.
Y ya en la etapa de filmación detalló sus quejas en una reunión con Baldoni, Heath y otros productores.
Afirmó que el director había improvisado besos no deseados y había hablado de su vida sexual, incluidos encuentros en los que dijo que tal vez no recibió consentimiento.
Heath le había mostrado un video de su esposa desnuda, dijo, y que ambos hombres ingresaron repetidamente a su tráiler de maquillaje sin invitación mientras ella estaba desvestida, incluso cuando estaba amamantando.
En noviembre de 2023, mientras el elenco se preparaba para reanudar el rodaje después de la huelga de guionistas de un mes, Lively acudió a Wayfarer con una carta en busca de garantías, según su denuncia legal.
En primavera, Lively dijo a las personas con las que trabajaba que el comportamiento de los hombres había mejorado con las nuevas protecciones.
Pero ahora estaba en una batalla creativa con ellos. Con el apoyo de Sony, el distribuidor de la película, hizo su propia versión del filme, contrató a editores y a un compositor.
Al final, Sony y Wayfarer optaron por la versión de Lively, y ella obtuvo crédito como productora.
Lively no hizo promoción de la cinta junto a Baldoni. Lo mismo hizo Hoover, la autora, quien tenía sus propias insatisfacciones con él y se enojó aún más después de que le contaran sobre las acusaciones de la actriz.
La campaña contra Blake
Desde hace mucho tiempo, hay figuras detrás de escena que moldean la opinión pública sobre las celebridades, por medio de columnas de chismes, tabloides y entrevistas estratégicas.
Los documentos revisados por The New York Times muestran una estrategia para librar una campaña de desprestigio indetectable en la era digital.
Aunque la película, sobre la violencia doméstica, fue un éxito de taquilla (recaudó casi 350 millones de dólares en todo el mundo), las críticas en línea a la actriz se dispararon.
La tildaron de insensible, de difícil trabajar con ella. Las ventas de su nueva línea de cuidado capilar se desplomaron.
A los pocos días del estreno de la película, la cobertura mediática y los comentarios negativos se convirtieron en un porcentaje inusualmente alto de su presencia en línea, según una revisión forense que solicitó a un consultor de marketing de marca.
Baldoni, en cambio, salió prácticamente ileso. Este mes recibió un homenaje en un evento repleto de estrellas que aplaudieron a hombres que “elevan a las mujeres, combaten la violencia de género y promueven la igualdad de género en todo el mundo”.
Se lava las manos
Con la reciente llegada de Romper el Silencio, Baldoni ha comenzado otra ronda de promoción y mensajes.
En una entrevista en Access Hollywood, dijo que “nunca hay excusa lastimar a una mujer, física o emocionalmente. Nosotros, los hombres, tenemos que dar un paso adelante y descubrir cómo podemos ser mejores aliados”.
Frente a frente
Baldoni
Justin Baldoni, de 40 años, y Heath, de 55, tenían mucho en juego en la película, que está basada en la novela best-seller de Colleen Hoover.
Baldoni era más conocido por la comedia dramática romántica satírica de The CW Jane the Virgin. Wayfarer proporcionó los recursos para ambiciones mayores. Fue financiado por el multimillonario Steve Sarowitz, copresidente del estudio con Baldoni.
Ellos y Heath, el director ejecutivo, están profundamente involucrados con la organización religiosa bahaí, que promueve la unidad, la paz y la igualdad de género.
Baldoni se ha presentado como un aliado de las mujeres, escribiendo libros, copresentando un podcast con Heath y dando charlas sobre la masculinidad tóxica.
Lively
Lively, de 37 años, era, con diferencia, la estrella más importante de Romper el Silencio. La serie de televisión Gossip Girl la catapultó a la fama y apareció en películas que van desde El Secreto de Adaline hasta Atracción Peligrosa.
Creó empresas fuera de la industria del entretenimiento, apareció en las portadas de revistas de moda y acumuló más de 45 millones de seguidores en Instagram.
Es gran amiga de la cantante Taylor Swift y está casada con el actor Ryan Reynolds, intérprete del personaje de Deadpool.