Las inundaciones por las fuertes lluvias en el noroeste de Siria agravan la situación de más de 67 mil desplazados internos, que han visto destruidos sus refugios y dañadas sus pertenencias y alimentos, ha alertado la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) de la ONU.
Al menos 196 campamentos en Idlib y Alepo se han visto afectados por las lluvias de la última semana, ya que han obligado a cortar muchas de las carreteras que conducían a los refugios, según un comunicado de la ONU, que señala que los informes cifran en 67 mil 600 las personas afectadas.
“Miles de personas han sido reubicadas temporalmente, muchas necesitan refugio, alimentos y apoyo con productos no alimentarios de inmediato y a largo plazo”, ha señalado la OCHA, para precisar que la situación, acompañada por las bajas temperaturas, subrayan la necesidad de combustible, calefacción, ropa de invierno o mantas, además de productos de higiene.
El riesgo de incendio es otra de las preocupaciones en el campamento, ya que, al no haber preparado “suficientemente” el lugar para resistir al duro invierno, los desplazados pueden recurrir a mecanismos como la quema de materiales para mantenerse calientes.
En este sentido, la OCHA ha recordado que en el último mes se reportaron 17 incidentes de incendios que destruyeron 28 tiendas y dejaron un fallecido y siete heridos.
Así, las inundaciones empeoran la situación de la población civil que sobrevive al conflicto. “Las hostilidades continuas, los desplazamientos nuevos y prolongados y la erosión sostenida de la resiliencia de las comunidades después de una década de conflicto han dejado a millones de personas con una necesidad desesperada de asistencia”, ha lamentado la oficina.
En toda Siria, se estima que 13 millones de personas, más del 70 por ciento de la población, necesitarán ayuda en 2021.