Los datos utilizados por la NASA para construir nuevas imágenes infrarrojas proporcionan fuerte evidencia de que en el hemisferio norte de Encélado hay hielo.
El espectrómetro de mapeo visible e infrarrojo de la pasada misión Cassini (VIMS) recolectó la luz reflejada en Saturno, sus anillos y sus diez lunas heladas principales, luz que es visible para los humanos y también luz infrarroja. Luego, VIMS separó la luz en sus diversas longitudes de onda, información que les dice a los científicos más sobre la composición del material que la refleja.
Los datos del VIMS, combinados con imágenes detalladas capturadas por el Subsistema de Ciencia de Imágenes de Cassini, se utilizaron para hacer el nuevo mapa espectral global de Encélado, una de las lunas de Saturno.
Los científicos de Cassini descubrieron en 2005 que Encélado, que a simple vista parece una bola de nieve blanca brillante y altamente reflectante, lanza enormes columnas de granos de hielo y vapor de un océano que se encuentra debajo de la corteza helada. El nuevo mapa espectral muestra que las señales infrarrojas se correlacionan claramente con esa actividad geológica, que se ve fácilmente en el polo sur. Ahí es donde la llamada “franja de tigre” rompe el hielo y el vapor del océano interior.
Pero algunas de las mismas características infrarrojas también aparecen en el hemisferio norte. Eso les dice a los científicos no solo que el área norte está cubierta de hielo fresco, sino que el mismo tipo de actividad geológica -una reconfiguración del paisaje- ha ocurrido en ambos hemisferios. Esta reconfiguración en el norte puede deberse a chorros de hielo o a un movimiento más gradual del hielo a través de fracturas en la corteza, desde el subsuelo del océano hasta la superficie.
“El infrarrojo nos muestra que la superficie del polo sur es joven, lo cual no es una sorpresa porque sabíamos de los chorros que arrojan material helado allí”, dijo en un comunicado Gabriel Tobie, científico del VIMS de la Universidad de Nantes en Francia y coautor de la nueva investigación publicada en Icarus.
“Ahora, gracias a estos ojos infrarrojos, puede retroceder en el tiempo y decir que una gran región del hemisferio norte parece también joven y probablemente estuvo activa no hace mucho tiempo, en líneas de tiempo geológicas”.
Gestionado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, Cassini fue un orbitador que observó Saturno durante más de 13 años antes de agotar su suministro de combustible. La misión lo sumergió en la atmósfera del planeta en septiembre de 2017, en parte para proteger a Encélado, que tiene el potencial de mantener condiciones adecuadas para la vida, con su océano probablemente calentado y batido por respiraderos hidrotermales como los de los fondos oceánicos de la Tierra.