Una crítica al pan mexicano hecha por un panadero británico provocó una oleada de indignación en redes sociales, que derivó finalmente en una disculpa pública y en un debate más amplio sobre identidad cultural y gastronomía en México.
Comentarios que encendieron la polémica
En una entrevista para un podcast especializado en comida que volvió a circular en línea, Richard Hart, cofundador de la panadería Green Rhino en Ciudad de México, afirmó que los mexicanos “realmente no tienen mucha cultura del pan”.
Añadió que en el país se hacen sándwiches con:
“estos panecillos blancos, feos, que son bastante baratos y fabricados industrialmente”.
Las declaraciones se difundieron rápidamente en Instagram, TikTok y X, donde numerosos usuarios las calificaron como despectivas e insultantes hacia las tradiciones panaderas mexicanas.
Un debate más allá del pan
Lo que inició como una discusión gastronómica escaló a un debate nacional sobre identidad alimentaria, la definición de las tradiciones culinarias y la creciente presencia de extranjeros en una capital que ya enfrenta tensiones por el aumento de expatriados y turistas de Estados Unidos.
“Ofendió a la comunidad de panaderos en México y creo que además a todas las personas a las que les gusta el pan, que son casi todos”, dijo Daniela Delgado, estudiante universitaria en Ciudad de México.
Defensa del pan tradicional mexicano
Las redes sociales se inundaron de memes, videos y mensajes de defensa del pan mexicano. Usuarios destacaron productos cotidianos como:
- Bolillos usados para tortas
- Conchas tradicionales de panadería de barrio
En muchos casos, estos alimentos fueron señalados como elementos de unión social, que atraviesan clases y contextos, y que forman parte del núcleo de la identidad cultural del país.
Una tradición con raíces propias
Aunque el pan de trigo llegó a México durante la época colonial, con el tiempo se transformó en una tradición nacional distintiva, resultado de la mezcla de técnicas europeas con ingredientes y sabores locales.
Actualmente, las panaderías de barrio continúan siendo espacios centrales en la vida cotidiana, no solo como puntos de venta, sino como lugares de convivencia comunitaria.
Gentrificación y prestigio extranjero
Para muchos, los comentarios de Hart reflejaron frustraciones acumuladas por el reconocimiento desproporcionado que reciben chefs y empresarios extranjeros, así como por los efectos de la gentrificación en Ciudad de México.
Una frase viral en X resumió el sentir de muchos usuarios:
“Con el bolillo NO”.
Disculpa pública de Hart
Ante la creciente crítica, Hart emitió una disculpa pública en Instagram, en la que reconoció que se expresó mal y que no mostró respeto por México ni por su gente.
“Cometí un error. Lo lamento profundamente”, señaló, al tiempo que admitió que no actuó como un “invitado”.
La agencia The Associated Press intentó obtener comentarios de Green Rhino, pero los representantes de la panadería declinaron responder.
Un debate que sigue abierto
Hart ha trabajado en panaderías de alto perfil en Estados Unidos y Europa, y forma parte del mercado de pan artesanal en Ciudad de México, enfocado principalmente en clientes de clase media y alta, muchos de ellos extranjeros, con precios considerablemente más altos que los de las panaderías tradicionales.
Aunque algunos usuarios aceptaron la disculpa, otros consideraron que no abordó cuestiones más profundas sobre autoridad cultural y quién tiene derecho a criticar las tradiciones mexicanas.
“Si quieren ser parte de la cultura mexicana, como tener un restaurante o una panadería, deben informarse”, apuntó Daniela Delgado.
Por su parte, Josué Martínez, chef de la Escuela Culinaria Mexicana, señaló que el debate es positivo porque abre la puerta a una reflexión más profunda.
“Es una oportunidad para aprender sobre la cultura de la panadería y la pastelería mexicanas, sentirnos orgullosos de ella y dejar de pensar que el llamado primer mundo es el estándar máximo”, afirmó.
Aunque el pan mexicano ha sido criticado por su industrialización y el uso de harina blanca y azúcar, especialistas coinciden en que estas discusiones son distintas cuando surgen desde dentro del propio país, y no desde la mirada de un empresario extranjero.



