Las mujeres masái reaccionaron con abucheos cuando un anciano de la comunidad, envuelto en una tradicional manta roja, afirmó que la mutilación genital femenina (MGF) prácticamente ha sido erradicada en su localidad, ubicada en el sur de Kenia.
Una práctica aún arraigada
Las mujeres contradijeron esa versión y advirtieron que la mutilación de niñas —que implica la extirpación total o parcial del clítoris y de los labios menores— sigue practicándose en algunas aldeas remotas del condado de Narok, a varias horas de la carretera asfaltada más cercana.
Quienes la defienden sostienen que se trata de un rito de paso; sin embargo, especialistas y habitantes de la zona subrayan que la práctica provoca graves complicaciones de salud para las mujeres.
Cifras y testimonios
Una enfermera local aseguró a la AFP que 80% de las niñas de la región continúan siendo afectadas, pese a que la MGF fue declarada ilegal en 2011.
“¿Por qué dicen que dejaron de hacerlo? Tenemos adolescentes que llegan al hospital mutiladas”, reclamó una mujer entre la multitud reunida en la aldea de Entasekera.
Mientras las mujeres asentían con firmeza, los hombres permanecieron en silencio.
Décadas de resistencia al cambio
La MGF ha persistido durante décadas a pesar de la presión para erradicarla, primero por parte de los colonizadores británicos y posteriormente de ONG kenianas e internacionales, sin que hasta ahora se logre su eliminación total en estas comunidades.



