OpenAI encendió alertas internas frente al acelerado avance de competidores como Google. Sam Altman, director ejecutivo de la compañía, declaró un “código rojo” para ajustar de inmediato la estrategia y proteger el liderazgo de ChatGPT, presionado por el reciente impulso de Gemini 3, según reportes de The Wall Street Journal y The Information.
En un memorando dirigido a empleados, Altman anunció la pausa temporal de varios proyectos en desarrollo, entre ellos:
- Integración de soluciones publicitarias en ChatGPT
- Despliegue masivo de ChatGPT Pulse, orientado a sugerencias de compra personalizadas
- Creación de agentes de IA para sectores como salud y comercio
El objetivo, detalló, es redirigir recursos hacia la optimización del servicio, con mejoras en personalización, velocidad, fiabilidad y capacidad para atender solicitudes más amplias y complejas.
Altman informó que habrá traslados temporales de equipos y reuniones diarias con líderes de áreas estratégicas para acelerar el proceso.
Presión creciente de Google
Los cambios responden al avance que Google ha mostrado en meses recientes. La tecnológica presentó Gemini 3, su modelo más reciente con capacidades avanzadas de razonamiento, manejo multimedia y codificación, que supera a GPT-5.1 en diversas métricas. También lanzó Nano Banana Pro, la nueva versión de su generador de imágenes, que rápidamente ganó popularidad.
Altman reconoció públicamente que Google “ha estado haciendo un trabajo excelente” y anticipó una competencia más exigente, pues OpenAI concentrará recursos en el desarrollo de sistemas superinteligentes, lo que podría dejarla temporalmente rezagada en el corto plazo.
Ventaja estructural de Google
La competencia no solo se mide en modelos. La matriz de Google, Alphabet, acumula una ventaja amplia en infraestructura y capacidad financiera. Registró un beneficio neto de 97,715 millones de dólares en los primeros nueve meses del año y maneja ingresos anuales cercanos a 400,000 millones, lo que le permite destinar grandes sumas a investigación en IA.
Durante décadas ha construido su propia infraestructura —incluidos chips especializados—, reduciendo su dependencia de proveedores externos.
OpenAI, por contraste, depende de inversionistas para financiar su crecimiento. Altman estima que la empresa podría cerrar el año con ingresos superiores a 20,000 millones de dólares, y afirma tener compromisos de inversión por 1.4 billones de dólares para los próximos ocho años.
Reestructuración interna en curso
La declaración de “código rojo” refleja la urgencia con la que OpenAI busca fortalecer a ChatGPT para mantener su posición en un entorno donde los avances tecnológicos y financieros de sus competidores se aceleran.



