El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, afirmó que la declaración final de la cumbre del G20 en Johannesburgo refleja un “compromiso renovado con la cooperación multilateral”, pese al boicot del gobierno de Estados Unidos.
En la clausura, Ramaphosa sostuvo que el documento demuestra que, incluso con diferencias, los objetivos comunes prevalecen:
“Los objetivos comunes de los líderes mundiales superan nuestras diferencias”.
My Statement at the Opening Session of the G20 Leaders’ Summit #G20SouthAfrica 🇿🇦 pic.twitter.com/APRB6VBbxJ
— Cyril Ramaphosa 🇿🇦 (@CyrilRamaphosa) November 22, 2025
La administración de Donald Trump rechazó asistir al encuentro del 22 y 23 de noviembre, alegando acusaciones sin fundamento sobre presunta persecución a la minoría blanca en Sudáfrica y mostrando desacuerdo con la agenda climática y económica impulsada por el país anfitrión.
Un consenso sin Estados Unidos
A pesar de la ausencia de EU, Sudáfrica logró consenso entre los líderes asistentes, con excepción de Argentina, que no bloqueó la adopción de la declaración. Fue la primera cumbre del G20 realizada en África.
La declaración conjunta incluyó lenguaje que incomoda a Washington: urgencia ante el cambio climático, apoyo a energías renovables y críticas a los altos costos de deuda que afectan a países en desarrollo.
El texto apunta que el foro se reunió en un contexto de “competencia e inestabilidad geopolítica”, desigualdad creciente y fragmentación económica mundial.
Debate sobre un mundo en ruptura
El último día de la cumbre inició con una discusión sobre el futuro del G20 en medio de tensiones globales. El primer ministro de Canadá, Mark Carney, advirtió:
“Vivimos no una transición, sino una ruptura.
Demasiados países se están replegando en bloques geopolíticos o en campos de batalla del proteccionismo”.
Participaron líderes de Europa, China, India, Japón, Turquía, Brasil y Australia, entre otros. El G20 representa el 85% del PIB mundial y dos tercios de la población.
Tensión por el traspaso del mazo del G20
Ramaphosa clausuró la cumbre golpeando el mazo tradicional sobre un bloque de madera, símbolo del relevo de la presidencia rotativa. Sin embargo, ningún representante de alto nivel de EU estuvo presente para recibirlo.
La Casa Blanca intentó que un funcionario de su embajada acudiera a la ceremonia, pero Sudáfrica se negó por considerarlo un gesto inapropiado para el protocolo. Finalmente, ninguna delegación estadounidense fue acreditada para el evento.
Guerra en Ucrania y fracaso climático enmarcan el encuentro
La cumbre se desarrolló en medio de tensiones por la guerra de Rusia en Ucrania y poco después de la COP30 en Brasil, donde los países productores de petróleo bloquearon la mención explícita a los combustibles fósiles.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió que tanto el G20 como la COP30 evidencian que el multilateralismo sigue vigente.
Por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, señaló que EU tuvo un rol marginal:
“No fue una buena decisión que el Gobierno estadounidense estuviera ausente”.
Washington asumirá la presidencia del G20 tras Johannesburgo, pero Sudáfrica rechazó que el traspaso fuera realizado por un funcionario de bajo rango.
El ministro sudafricano de Relaciones Exteriores, Ronald Lamola, afirmó:
“Seguimos abiertos. Depende de ellos”.



