Las grandes tecnológicas están impulsando la economía de Estados Unidos con inversiones masivas en centros de datos, en medio de una carrera por el desarrollo de la IA que no muestra señales de frenarse.
La semana pasada, Mark Zuckerberg dijo al presidente Donald Trump que Meta gastaría 600 mil millones de dólares en infraestructura estadounidense para 2028, mientras que OpenAI ya se comprometió a invertir 1.4 billones de dólares.
Un nuevo análisis examina la huella ambiental de estos centros para anticipar los retos que enfrentará el país en los próximos años y las zonas más adecuadas para su expansión.
El estudio: energía, agua y emisiones
Publicado en Nature Communications, el estudio utiliza datos sobre demanda de chips de IA, escasez de electricidad y disponibilidad de agua para proyectar el impacto ambiental de los centros de datos hacia el final de la década.
El análisis advierte que las promesas de emisiones netas cero de las empresas no se sostienen frente al creciente consumo de energía y agua que requieren las instalaciones de alto rendimiento.
Fengqi You, coautor y profesor en Cornell, señaló que el sector avanza “mucho más rápido de lo esperado”, especialmente con el impulso que recibe de la administración Trump.
Dónde es mejor construir
El impacto de un centro de datos depende casi por completo del estado donde se ubica:
- Las redes con más energías renovables reducen las emisiones.
- Las zonas con menor estrés hídrico pueden soportar el uso intensivo de agua para refrigeración.
El análisis identifica a Texas, Montana, Nebraska y Dakota del Sur como los mejores candidatos para albergar centros de IA en los próximos años.
Históricamente, Virginia y California concentraron gran parte del desarrollo por su cercanía a Washington D. C. y Silicon Valley, la infraestructura de fibra y la mano de obra especializada. Hoy, Virginia tiene más de 650 centros de datos y California, más de 320.
Impactos y desafíos
Aunque Virginia no enfrenta escasez de agua, especialistas alertan que la elevada demanda eléctrica de los centros podría descarrilar su meta de energía 100 % limpia para 2045.
En California, el uso de agua es el principal problema. En octubre, el gobernador Gavin Newsom vetó una ley que habría obligado a revelar públicamente el consumo hídrico de estos centros, argumentando que el estado “está bien posicionado” para seguir apoyando su crecimiento.
El estudio también resalta el caso de Arizona, con más de 160 centros de datos, pero clasificado como uno de los estados con mayor escasez de agua.
China también avanza
En Shanghái, un proyecto de 226 millones de dólares emplea el océano como disipador térmico y el viento como fuente de energía, mostrando posibles alternativas de diseño sostenible.



