Google reveló su ambicioso “Project Suncatcher” (Proyecto receptor de sol), una iniciativa que busca enviar centros de datos de inteligencia artificial (IA) al espacio para operar como una constelación de satélites impulsados por energía solar. El plan, con miras a la década de 2030, fue presentado en un documento que está pendiente de revisión por pares.
Una solución al consumo energético de la IA
El objetivo principal del proyecto es resolver el enorme consumo eléctrico que genera la IA moderna. Conforme los modelos de aprendizaje automático se hacen más potentes, también aumentan sus demandas energéticas y los costos de infraestructura.
Our TPUs are headed to space!
— Sundar Pichai (@sundarpichai) November 4, 2025
Inspired by our history of moonshots, from quantum computing to autonomous driving, Project Suncatcher is exploring how we could one day build scalable ML compute systems in space, harnessing more of the sun’s power (which emits more power than 100… pic.twitter.com/aQhukBAMDp
Google estima que, si el desarrollo tecnológico espacial continúa al ritmo actual, para mediados de la próxima década será viable aprovechar la energía solar directamente desde la órbita baja terrestre para alimentar servidores de IA.
Un enjambre de satélites inteligentes
El proyecto plantea el lanzamiento de decenas de minisatélites equipados con servidores de IA, que formarían un enjambre interconectado mediante enlaces ópticos de alta velocidad. Estas unidades orbitarían en formación heliosincrónica, lo que significa que permanecerían la mayor parte del tiempo expuestas al Sol, maximizando el aprovechamiento de la energía solar.
Las pruebas iniciales demostraron la viabilidad del concepto:
- Se simuló un cúmulo de 81 satélites separados entre 100 y 200 metros.
- Se alcanzaron velocidades de transmisión de hasta 1 terabit por segundo (Tbps).
- Los chips TPU de Google resistieron cinco años de radiación equivalente en órbita sin fallas graves.
Desafíos por superar
Antes de lanzar un prototipo, Google deberá mejorar la maniobrabilidad orbital, elevar la transmisión a 10 Tbps y fortalecer la protección de sus chips frente al viento solar.
Uno de los principales retos es reducir el costo de lanzamiento a menos de 200 dólares por kilogramo, cuando actualmente ronda entre 2,500 y 3,000 dólares. SpaceX estima alcanzar los 100 dólares por kilo para 2035.
“Los conceptos básicos de la computación basada en el espacio no están excluidos por la física ni por barreras económicas insuperables. Sin embargo, persisten desafíos de ingeniería, como la gestión térmica, las comunicaciones terrestres y la fiabilidad del sistema”, explicó Google.
La empresa deberá también resolver cómo disipar el calor en el vacío y mantener la conectividad con la Tierra frente a interferencias atmosféricas, antes de convertir en realidad su visión de una IA impulsada por el Sol y desplegada en el espacio.


