En su acelerada carrera por dominar la inteligencia artificial (IA), OpenAI ha realizado pedidos de chips valuados en cientos de miles de millones de dólares, una cifra que supera por mucho sus ingresos actuales y genera preocupación entre sus inversores.
Pedidos gigantescos a Nvidia, AMD y Broadcom
En menos de un mes, el creador de ChatGPT se comprometió a comprar procesadores equivalentes a 26 gigavatios (GW) de potencia a Nvidia, AMD y Broadcom, lo que representa unos 10 millones de unidades.
Esa cantidad requeriría la producción eléctrica de más de 20 reactores nucleares.
“Necesitarán cientos de miles de millones de dólares para cumplir con sus obligaciones”, señaló Gil Luria, analista de D.A. Davidson.
Sin embargo, OpenAI prevé ingresos de solo 13 mil millones de dólares para 2025, y no espera ser rentable antes de 2029.
Financiamiento incierto
Consultada por la AFP, la compañía rehusó comentar sobre el financiamiento de estas compras.
El presidente de OpenAI, Greg Brockman, mencionó a CNBC que existen “diferentes mecanismos”, sin ofrecer más detalles.
Por su parte, Nvidia, AMD y Broadcom tampoco revelaron cómo se pagarán los procesadores, esenciales para el desarrollo de la IA.
- Nvidia adquirirá 100 mil millones de dólares en acciones de OpenAI, una inversión que permitiría absorber parte del costo de los chips.
- AMD ofrecerá títulos sin contraprestación directa, una operación “poco sana”, según analistas, aunque busca posicionar sus nuevos chips de IA.
“Sam Altman tiene el poder de hundir la economía mundial durante una década o llevarnos a la tierra prometida”, escribió Stacy Rasgon, de Bernstein.
Riesgos y posibles deudas
De acuerdo con Luria, levantar capital —incluso con la ayuda de Nvidia— no será suficiente para cubrir la enorme factura, por lo que OpenAI tendrá que endeudarse.
Se habla de vehículos financieros especiales que usarían los chips como garantía, una fórmula que también aplicarán Nvidia y xAI (de Elon Musk).
¿Burbuja tecnológica?
La magnitud de las inversiones ha despertado comparaciones con la burbuja de internet de los años 90, cuando las infraestructuras crecieron más rápido que el uso real.
Aun así, expertos como Josh Lerner, de la Universidad de Harvard, creen que esta vez existe una demanda real de IA, lo que diferencia la situación.
Mientras tanto, Wall Street sigue apostando por las tecnológicas de IA, pese a las advertencias sobre la naturaleza especulativa de sus inversiones.