La población de focas de puerto (Phoca vitulina richardii) que habita en las costas e islas de la península de Baja California se redujo 61.2% entre 2016 y 2022, de acuerdo con un estudio del Cicese, la UABC y la Universidad de las Américas Puebla.
“Hay una disminución evidente de 7 mil 380 a 2 mil 863 individuos. Es una caída tanto por colonia como en toda el área de distribución”, explicó María Guadalupe Ruiz Mar, estudiante del doctorado en ciencias de la vida del Cicese.
Factores del declive
La investigadora señaló que la reducción se asocia al aumento de la temperatura del mar —que afecta la disponibilidad de alimento— y a la extracción de piedra bola, que altera su hábitat natural.
Las focas de puerto en México se distribuyen exclusivamente en Baja California, en nueve islas y archipiélagos: Coronado, Todos Santos, San Martín, San Jerónimo, Natividad, Cedros, San Benito, San Roque y Asunción, además de algunos puntos costeros.
Cómo se realizó el estudio
El equipo científico realizó campañas aéreas entre 2016 y 2022 para registrar a los animales mediante fotografías capturadas desde una avioneta a 300 metros de altura. Las imágenes se procesaron con el software Image Pro Plus, lo que permitió contar digitalmente a cada individuo.
Los resultados de los conteos en 2016, 2018, 2019 y 2022 revelaron una tendencia clara: todas las colonias presentan disminución poblacional.
“La caída es drástica, sí es importante”, subrayó Ruiz Mar.
Hallazgos preocupantes
El estudio —parte del Centro Mexicano de Innovación en Energía del Océano, liderado por la UNAM— documentó que el número de colonias activas bajó de 44 en 2009 a sólo 4 en 2022.
En islas como Todos Santos, Natividad, San Benito, San Roque y San Jerónimo, la reducción ha sido más lenta debido a una mayor disponibilidad de alimento.
El aumento de 0.7°C en la temperatura superficial del mar también ha influido en la migración de las presas de las focas hacia aguas más frías, afectando su capacidad reproductiva.
“Si la hembra no está bien alimentada, no lleva a término la gestación ni puede amamantar con éxito”, explicó Ruiz Mar.
Impacto humano y llamado a la protección
La extracción de piedra bola en playas provoca estrés y desplazamiento de las focas, que abandonan los sitios donde descansan y se reproducen.
“En este caso, los cambios en el ecosistema y las actividades humanas inciden directamente en el declive de las focas de puerto”, señaló Gisela Heckel Dziendzielewski, directora del estudio.
La especialista recordó que la especie está clasificada como “sujeta a protección especial” en la NOM-059, pero propuso reubicarla en la categoría de “amenazada” ante su drástica reducción.
Además, exhortó a la Profepa a realizar inspecciones más estrictas y considerar la suspensión definitiva de la extracción de piedra bola.
“La desaparición de estas focas es una señal clara de que el ecosistema marino está bajo presión. Proteger su hábitat es proteger la salud del océano”, concluyó.