Una encuesta de la OCDE reveló que México, junto con Chile y España, es uno de los países donde hay mayor preocupación por acceder y conservar una vivienda adecuada, especialmente entre la población joven.
Preocupación generacional
En México, casi ocho de cada 10 personas de entre 18 y 29 años dijeron estar preocupadas por encontrar y mantener una vivienda. La proporción disminuye ligeramente entre quienes tienen entre 30 y 54 años, y cae por debajo del 60% en el grupo de 55 a 64 años, según la encuesta Riesgos que Importan de la OCDE, realizada en 2022.
Esta preocupación se agudiza en un país donde uno de cada tres habitantes tiene entre 15 y 35 años, de acuerdo con el último censo.
"El encarecimiento de la vivienda está presionando las relaciones entre generaciones", explicó Marta Doroszczyk, del Fondo Monetario Internacional (FMI), al señalar que el acceso al mercado inmobiliario preocupa más a los jóvenes que a sus padres.
Costos elevados y brechas de ingreso
Hasta 2021, México se ubicaba como el décimoquinto país con el costo de vivienda más alto en relación con el ingreso, según datos del FMI. El mercado inmobiliario ha sido impulsado por factores como la pandemia y la inflación, lo que ha generado una crisis global de asequibilidad.
“La vivienda es menos asequible hoy que durante la burbuja inmobiliaria que precedió a la crisis financiera de 2007-2008”, afirmó Deniz Igan, jefe de la División de Estudios Económicos Mundiales del FMI.
En países como Estados Unidos, los precios de las viviendas han subido 50% desde el inicio de la pandemia, y las tasas hipotecarias casi se han triplicado desde 2019. A nivel global, entre 2020 y 2021, el aumento en el costo de vivienda duplicó las tasas de crecimiento de la década anterior.
Créditos inaccesibles y subregistro salarial
Además del encarecimiento, el acceso a un crédito hipotecario se complica por prácticas como la subvaluación del salario ante instituciones como el Infonavit.
Ana Martínez, trabajadora de una empresa mediana, relata que a pesar de tener un ingreso superior al promedio, cotiza con salario mínimo. Esto limita sus posibilidades de obtener un crédito suficiente para adquirir una vivienda.
“Cotizo con el mínimo y eso me afecta mucho. Lo que me ofrece ahora el Infonavit es un crédito de 350 a 400 mil pesos, y mi subcuenta de vivienda apenas tiene 15 mil”, detalla.
También descarta la opción bancaria: “Para un departamento de un millón, debería comprobar 30 mil pesos de ingreso. La mitad de mi salario se iría en el crédito. Eso me desmotiva”.
Entre renta eterna y periferias
El costo promedio de una vivienda en México es de un millón 859 mil pesos, según la Sociedad Hipotecaria Federal. Para cubrir este crédito, una persona necesitaría ingresos mensuales de al menos 60 mil pesos, partiendo de un enganche de 10%.
Claudia Rodríguez, originaria de Puebla y residente en la Ciudad de México, señala que la falta de oportunidades laborales fuera de la capital la obliga a permanecer en una zona donde comprar vivienda es difícil.
“Me preguntan por qué no he comprado casa, pero no saben cuánto presta un banco ni lo caro que es vivir aquí. Lo estoy intentando, pero quizá tenga que pedir financiamiento familiar o irme a las periferias”, comenta.
Para ella, esta última opción implica una baja en la calidad de vida: “Cualquier salida te toma entre hora y media y dos horas”.