Un fuerte terremoto de magnitud 7.7 sacudió Myanmar y otras partes del sudeste asiático este viernes, dejando al menos 144 muertos y 732 heridos, según un primer balance. El sismo, cuyo epicentro se localizó a unos 17 kilómetros de Mandalay y a una profundidad de 10 kilómetros, provocó el colapso de edificios, puentes y carreteras, mientras los equipos de rescate trabajaban en la búsqueda de sobrevivientes.
El terremoto ocurrió al mediodía y fue seguido por varias réplicas, incluida una de gran intensidad. Un residente de Mandalay relató a Reuters el momento del desastre: “Todos salimos corriendo de la casa cuando todo empezó a temblar. Vi cómo un edificio de cinco pisos se derrumbaba ante mis ojos”.
El temblor de 7.7 grados que afectó Bangladesh, India, Laos, Myanmar (Birmania), Tailandia y China.
— Jesús García 🐦 (@JesusGar) March 28, 2025
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Medios estatales informaron sobre la destrucción de infraestructuras en al menos cinco ciudades y pueblos, incluyendo el colapso del puente Ava sobre el río Irrawaddy. La Cruz Roja alertó sobre daños en carreteras y edificios, así como el riesgo de afectaciones en grandes represas.

La mezquita Shwe Pho Shein en Mandalay fue una de las estructuras devastadas, dejando atrapados a los fieles que se encontraban en oración. En Taungoo, región de Bago, los informes preliminares señalan que al menos 14 personas podrían haber fallecido bajo los escombros. En la capital, Naipyidó, se reportaron daños en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Trabajo.

Crisis hospitalaria y emergencia humanitaria
En Naipyidó, los hospitales se encuentran saturados con cientos de heridos, muchos de ellos recibiendo atención en los pasillos o incluso en la calle ante la falta de espacio. “Nunca había visto algo así”, confesó un médico a AFP, visiblemente agotado.

El caos se extiende a las vías de acceso a los hospitales, con embotellamientos que dificultan la llegada de ambulancias. “El edificio de urgencias también se derrumbó”, alertó un trabajador de seguridad del hospital, mientras los rescatistas intentaban abrir paso entre el tráfico.

El sismo supone un nuevo desafío para la junta militar gobernante de Myanmar, que enfrenta una crisis interna y ahora debe gestionar una emergencia humanitaria. Las autoridades han declarado el estado de emergencia en varias regiones, aunque aún no han detallado la magnitud total de los daños. “El gobierno evaluará la situación y llevará a cabo operaciones de rescate y ayuda humanitaria”, señaló la administración en un comunicado.

Con la incertidumbre sobre posibles nuevas réplicas y el colapso de más infraestructuras, la población de Myanmar enfrenta una crisis de gran magnitud que pone a prueba la capacidad de respuesta del país.