Entre luces estroboscópicas y el ritmo vibrante de la música house, un festival reciente en la Ciudad de México ofreció algo más que entretenimiento: un espacio seguro para la reducción de riesgos en el consumo de drogas. A través de la iniciativa “Checa tu Sustancia”, los asistentes pudieron acceder a pruebas gratuitas y anónimas para analizar la composición de diversas sustancias.
Este programa, impulsado por el Instituto RIA, busca promover un enfoque de salud pública y justicia social en el consumo de drogas, alejándose de la criminalización. En un área iluminada dentro del festival, voluntarios realizaron análisis químicos con reactivos y placas de porcelana para identificar adulterantes. También ofrecieron tiras para detectar fentanilo y aerosoles de naloxona, un medicamento que revierte sobredosis de opioides.
Junto con las pruebas, se distribuyeron folletos con información sobre los efectos de distintas sustancias y consejos para reducir riesgos, como mantenerse hidratado y alimentarse bien. Algunos asistentes mostraron cautela ante la iniciativa, mientras que otros se acercaron con curiosidad.
“La gente se sorprende, pero también siente temor porque el consumo de drogas ha sido criminalizado”, explicó Jessica Reyes Moreno, voluntaria de 27 años y estudiante de psicología social.
De la prohibición a la reducción de daños
El programa no busca promover el consumo, sino brindar información y apoyo. “Nunca decimos ‘no consumas’. La mejor manera de evitar riesgos es no hacerlo, pero si decides hacerlo, queremos que tengas toda la información posible”, señaló Zara Snapp, directora del Instituto RIA.
A diferencia de la abstinencia obligatoria que proponen las campañas gubernamentales, la reducción de daños prioriza la seguridad y el bienestar de las personas. Según Lilia Pacheco, directora operativa de PrevenCasa A.C., el enfoque prohibicionista estigmatiza a los consumidores y no aborda las causas subyacentes. “No se trata solo de decir ‘el fentanilo te mata’, sino de ofrecer soluciones concretas y accesibles”, afirmó.

En México, el estigma sigue siendo un obstáculo, incluso en el sector salud. Carlos Magis, profesor de la UNAM y especialista en opioides, indicó que algunos médicos se niegan a atender a pacientes sin abstinencia, mientras que el acceso a naloxona y clínicas de metadona es limitado.
Construyendo espacios seguros
Desde 2013, más de 5,900 personas han sido atendidas en emergencias por el uso de opioides en México, según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones. Iniciativas como PrevenCasa buscan cambiar esta realidad proporcionando no solo equipo seguro para inyección, sino también servicios básicos como duchas, artículos de aseo y actividades comunitarias.

La iniciativa “Checa tu Sustancia” en festivales electrónicos es parte de este esfuerzo por reducir el miedo y la desinformación. Un asistente extranjero de 43 años destacó la importancia de este tipo de programas: “En Estados Unidos, esto suele hacerse en privado, pero aquí es visible y accesible. Me hace sentir seguro”.

A medida que estos programas ganan visibilidad, crece la esperanza de que la reducción de daños sea reconocida como una estrategia efectiva para salvar vidas y dignificar a quienes consumen sustancias.