En las próximas semanas, la presidenta Claudia Sheinbaum presentará el Plan Nacional de Desarrollo, el cual tendrá un impacto significativo en el sector educativo. México ha enfrentado históricamente bajos niveles de desempeño estudiantil, por lo que las decisiones que se tomen en esta materia serán clave para el futuro del país.

Hasta ahora, el inicio de su administración sugiere la continuidad de iniciativas previas, como la operación de becas universales, la expansión de la matrícula en educación superior y la consolidación de la reforma curricular “Nueva Escuela Mexicana”. Sin embargo, Sheinbaum también ha propuesto nuevas estrategias, como un programa de cuidado infantil temprano y la expansión de escuelas con horario extendido, medidas que anteriormente fueron suspendidas, a pesar de su potencial para mejorar el rendimiento académico de los estudiantes.

Continuidad y retos en la educación mexicana
México ha lidiado por décadas con desigualdades en el acceso a la educación. Desde los años noventa, se han implementado reformas para modernizar la educación básica, mejorar los planes de estudio y proporcionar apoyos a zonas marginadas. Entre los avances más destacados se encuentran:
- La creación de una dirección de escuelas indígenas.
- La consolidación de las escuelas comunitarias de Conafe.
- El establecimiento de universidades politécnicas, tecnológicas e interculturales.
- La implementación de programas de formación dual que han permitido a más estudiantes convertirse en los primeros de sus familias en acceder a estudios universitarios.

Estas políticas mostraron una continuidad notable entre 1990 y 2018, lo que amplió significativamente las oportunidades educativas para las nuevas generaciones. No obstante, la calidad educativa no ha mejorado al mismo ritmo, debido a factores como:
- Desalineación entre prioridades federales y estatales.
- Capacidad institucional insuficiente.
- Falta de integración entre esfuerzos sistémicos y políticas focalizadas.
A esto se suma la reducción del gasto educativo como porcentaje del PIB, que pasó de 5.1% en 2014 a 4.2% en 2021.
¿Hacia dónde debe dirigirse la educación en México?
Para mejorar los resultados educativos, es fundamental que las políticas mantengan continuidad y se basen en evidencia. Experiencias internacionales demuestran la importancia de estrategias sostenidas en el tiempo. Un ejemplo es Singapur, que en 1965 tenía niveles educativos e inversión menores a los de México, pero que actualmente ha logrado que sus estudiantes más desfavorecidos tengan un nivel educativo superior al de los estudiantes más privilegiados en México.

El nuevo Plan Nacional de Desarrollo debe aprender de los éxitos y fracasos del pasado, evitando errores como la falta de coordinación entre distintos niveles de gobierno o la cesión del control en nombramientos de docentes al SNTE, lo que podría comprometer la calidad educativa.
Si la administración de Sheinbaum logra integrar políticas educativas basadas en evidencia y buenas prácticas, México podría avanzar hacia un sistema educativo que realmente brinde oportunidades de desarrollo a los sectores más vulnerables, contribuyendo a un futuro más prometedor para el país.