Cada 8 de marzo, miles de mujeres alrededor del mundo se levantan para recordar y denunciar las injusticias que siguen afectando a las mujeres. En muchos países, esta fecha es vista como un día para la reflexión y la lucha, no para la celebración. En México, el 8M tiene un significado profundo y se ha convertido en una jornada de protesta, visibilización y exigencia de derechos. Para comprender por qué no se celebra, sino que se lucha, es necesario conocer los orígenes de esta conmemoración y cómo se ha transformado en un símbolo de resistencia feminista.

El origen del Día Internacional de la Mujer
El 8 de marzo no es un día de festividades; su origen remonta a una serie de hechos históricos que marcaron la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y por su reconocimiento como ciudadanas plenas.

La fecha conmemora una serie de eventos ocurridos en 1908, cuando 129 mujeres trabajadoras textiles murieron en un incendio en una fábrica de Nueva York mientras estaban en huelga exigiendo mejores condiciones laborales, reducción de horas de trabajo y mejores salarios. Estas mujeres fueron encerradas en la fábrica por los dueños, y el fuego, que comenzó por un accidente, no les permitió escapar. Aunque este evento fue uno de los más significativos, no fue el único que llevó a la creación de esta fecha. Las mujeres en todo el mundo ya estaban luchando por sus derechos y, poco a poco, esta fecha comenzó a consolidarse como un símbolo global de la lucha por la igualdad de género.

En 1977, la Asamblea General de la ONU proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, reconociendo los logros y las luchas de las mujeres a lo largo de la historia, pero también subrayando que la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres siguen siendo problemas globales que necesitan ser resueltos.


El 8M en México: de la protesta a la lucha feminista
En México, el 8M ha tomado un cariz de lucha incansable, especialmente en los últimos años, debido a la creciente violencia contra las mujeres y las desigualdades persistentes en la sociedad. En 2020, un hito en la historia reciente del país, miles de mujeres se unieron al “paro nacional” bajo el lema “Ni una menos”, exigiendo justicia por las víctimas de feminicidio, desapariciones y abuso sexual. La movilización fue histórica, con mujeres de todas las edades y sectores sociales tomando las calles para gritar: “¡Vivas nos queremos!” y visibilizar la violencia que enfrentan a diario.

Aunque la jornada comenzó como una manifestación por los derechos laborales, con el paso del tiempo se ha transformado en una lucha integral que abarca desde la erradicación de la violencia feminicida hasta la mejora de las condiciones de trabajo, la igualdad salarial y el acceso a servicios de salud y educación sin discriminación de género.
¿Por qué no se celebra el 8M?
El 8M no es un día para celebrar, sino para reflexionar sobre lo mucho que falta por hacer. En México, la violencia feminicida es uno de los problemas más graves. Según cifras oficiales, cada día son asesinadas 10 mujeres, y muchas de ellas son víctimas de feminicidio, un crimen basado en la misoginia y el desprecio hacia la vida de las mujeres. Además, la impunidad sigue siendo una constante, ya que en muchos casos los agresores no son procesados ni condenados.

El sistema judicial, muchas veces ineficaz o parcial, ha generado un descontento generalizado. Las mujeres han tenido que organizarse en colectivos y movimientos feministas para exigir justicia, visibilidad y el fin de las estructuras patriarcales que permiten que la violencia contra las mujeres se perpetúe.

Además, la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue existiendo, y las mujeres continúan enfrentando una doble jornada laboral debido a la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. Estas desigualdades afectan profundamente el desarrollo económico, social y personal de las mujeres.
El 8M como símbolo de resistencia y unidad
El Día Internacional de la Mujer en México se ha convertido en una jornada de visibilización y exigencia. Es un espacio para que las mujeres se unan y griten en una sola voz: “¡Basta de violencia!” y “¡Queremos justicia!” Los paros nacionales, las manifestaciones, las pintas en las paredes y las marchas son solo algunas de las formas en que se ha expresado el malestar y la frustración ante la falta de avances concretos en los derechos de las mujeres.

El 8M es un recordatorio de que, aunque se han logrado avances, la lucha por la igualdad y el respeto a los derechos humanos de las mujeres sigue siendo un desafío global. Las mujeres de México, como las de muchos otros países, continúan exigiendo un cambio profundo en la estructura social, política y económica para garantizar un futuro libre de violencia y discriminación.
Un día de lucha, no de celebración
El 8M es un día de resistencia, no de celebración. Es un recordatorio de las conquistas obtenidas por las mujeres a lo largo de la historia, pero también de las deudas que los gobiernos y las sociedades tienen con ellas. En México, esta fecha ha dejado de ser solo un símbolo de la lucha por los derechos laborales para convertirse en una jornada integral de protesta por los feminicidios, las desapariciones, la violencia doméstica y la discriminación que sufren las mujeres todos los días.

El 8M es, ante todo, un llamado a la acción y un compromiso colectivo con la igualdad de género. Las mujeres que marchan, que se organizan y que gritan en las calles no buscan celebración, sino justicia y un cambio real en las estructuras que perpetúan su sufrimiento.
💜 8M: Sheinbaum y el futuro de los discursos feministas 🌸Mientras ese cambio no llegue, el 8 de marzo seguirá siendo una fecha de lucha y de demanda por la dignidad y los derechos de todas las mujeres.