Este 8 de marzo de 2025 se conmemora el primer aniversario del gobierno de Claudia Sheinbaum, quien llegó al poder prometiendo avances significativos en materia de derechos de las mujeres y feminismo. Sin embargo, a lo largo de este primer año en funciones, han surgido serias críticas hacia las políticas implementadas, poniendo en evidencia las contradicciones entre sus discursos y las acciones reales de su administración. A pesar de las promesas de cambio, muchos sectores de la sociedad siguen enfrentando graves desigualdades que persisten sin una respuesta efectiva.
Compromisos incumplidos: la falta de acciones concretas
Una de las promesas más destacadas de Sheinbaum al asumir la presidencia fue la de impulsar políticas públicas enfocadas en la igualdad de género. Aunque el discurso ha sido claro, las acciones concretas aún no logran satisfacer las demandas más urgentes del movimiento feminista.
La administración ha afirmado que se trabaja en la erradicación de la violencia de género, pero los fondos destinados a programas de apoyo a las mujeres siguen siendo insuficientes. Además, la implementación de políticas públicas parece no atender de manera efectiva a los sectores más vulnerables, como las mujeres indígenas, migrantes, trans y racializadas. En este contexto, las expectativas de un gobierno verdaderamente inclusivo se ven opacadas por una ejecución limitada y lenta de las medidas prometidas.
El presupuesto insuficiente para la igualdad de género
Uno de los temas más recurrentes en las críticas hacia el gobierno de Sheinbaum ha sido la asignación de recursos. A pesar de las declaraciones de apoyo a los derechos de las mujeres, el presupuesto destinado a programas específicos de igualdad sigue siendo insuficiente. Diversas organizaciones de la sociedad civil han señalado que los recursos no son proporcionales a la magnitud de los problemas que enfrentan las mujeres en México.
Mientras que el gobierno presenta avances en el ámbito legislativo, como el reconocimiento de derechos a la comunidad trans, muchos consideran que estos cambios son insuficientes si no van acompañados de un aumento en los recursos destinados a políticas públicas que garanticen una vida libre de violencia para las mujeres.
El contraste en las protestas: vallas que separan
El Día Internacional de las Mujeres, 8 de marzo, es una fecha clave para que las feministas se manifiesten en las calles, exigiendo justicia, equidad y el cese de la violencia machista. Sin embargo, en este primer año de gobierno de Sheinbaum, las protestas no solo han sido un espacio de reivindicación, sino también de confrontación con el poder político.
Una de las imágenes más representativas de esta contradicción fueron las vallas metálicas que rodearon el Palacio Nacional, creando una distancia palpable entre las manifestantes y las autoridades. Esta barrera física no solo simbolizó la separación entre el gobierno y la sociedad civil, sino que también evidenció las tensiones entre los discursos de inclusión y las respuestas autoritarias frente a las demandas de las feministas.
Las vallas reflejan una desconexión entre lo prometido y lo que se ha entregado a las mujeres. Mientras que el gobierno asegura trabajar por la igualdad, las feministas y otros sectores de la sociedad consideran que las respuestas gubernamentales no han sido adecuadas ni suficientes para enfrentar la violencia de género y otras formas de discriminación.
La violencia feminicida: un problema sin solución efectiva
A pesar de los esfuerzos declarados por la administración de Sheinbaum para combatir la violencia de género, la realidad es que la violencia feminicida sigue siendo un problema grave en el país. Las mujeres siguen siendo víctimas de feminicidios, y las medidas de protección y justicia son percibidas como insuficientes. La falta de acceso a la justicia, la impunidad y la revictimización siguen siendo problemas constantes.
Las organizaciones de mujeres, como el Centro de Apoyo a las Identidades Trans y Afrochingonas, han denunciado la falta de atención a las problemáticas específicas que afectan a las mujeres más marginadas, como las mujeres trans y las mujeres negras.
Estas organizaciones exigen que las políticas públicas sean más inclusivas y que respondan a las realidades diversas de las mujeres, que van más allá de las políticas que afectan a las mujeres blancas y cisgénero.
La respuesta del gobierno: ¿un cambio real?
Aunque el gobierno de Sheinbaum ha defendido su enfoque en la igualdad de género, las mujeres en México siguen esperando cambios sustanciales. Las críticas apuntan a que las políticas implementadas hasta ahora no han sido efectivas en la erradicación de las estructuras patriarcales que perpetúan la violencia y la discriminación.
Por otro lado, la administración ha prometido seguir avanzando en la incorporación de perspectivas de género en todas sus políticas públicas, pero las demandas del movimiento feminista son claras: no basta con los discursos, las mujeres quieren resultados tangibles. La presión social está aumentando, y las mujeres que se manifiestan en las calles exigen que el gobierno demuestre un compromiso real, que no se quede solo en palabras.
Conclusión: la lucha continúa
El primer año de Sheinbaum en la presidencia ha estado marcado por promesas incumplidas y un contraste entre el discurso y la realidad. Si bien el gobierno ha dado algunos pasos hacia la inclusión, muchos consideran que estos avances no son suficientes ni adecuados.
Las mujeres en México siguen luchando por un cambio real, por políticas que respondan a sus necesidades y que garanticen su seguridad, dignidad y derechos. La lucha feminista continúa, y el 8 de marzo es solo un recordatorio de que, a pesar de los avances legislativos, el verdadero cambio debe ser tangible y profundo, más allá de las promesas.
