El presidente ruso, Vladímir Putin, ha reforzado su posición en el nuevo escenario geopolítico, especialmente gracias a su alineación con Donald Trump. Esta cercanía ha permitido que Rusia y Estados Unidos votaran conjuntamente en febrero en resoluciones de la ONU que afectan negativamente a Ucrania. Kiev denuncia ahora que la presión de Moscú ha llevado a los técnicos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a acceder en marzo a la central nuclear de Zaporiyia desde territorio ruso, vulnerando la soberanía ucraniana.
En respuesta, el Ministerio de Exteriores de Ucrania envió una protesta formal al OIEA, acusándolo de violar el pacto trilateral que desde 2022 regula la inspección de la mayor planta nuclear de Europa, ocupada por el ejército ruso. Según Kiev, el organismo cedió ante un “chantaje sin precedentes de Rusia” y advirtió sobre futuras acciones similares. La postura ucraniana fue reiterada el lunes en la reunión de la junta de gobierno del OIEA.

El acuerdo sobre Zaporiyia fue un logro diplomático clave, pues estableció un mecanismo de inspección en un territorio ocupado, con Moscú reconociendo implícitamente la soberanía de Ucrania en la zona. Sin embargo, el director general del OIEA, Mario Grossi, admitió en rueda de prensa que las normas del acuerdo fueron vulneradas “por motivos de seguridad y de forma excepcional”, argumentando que la vida de los inspectores estaba en peligro. Kiev, por su parte, considera que se trata de una violación de su soberanía y del derecho internacional.
Desde 2022, Ucrania, Rusia y la ONU acordaron que los inspectores del OIEA monitorearían la central de forma permanente y que la rotación de su personal se haría desde territorio ucraniano hacia la zona ocupada. Sin embargo, Grossi ya había señalado en agosto de 2024 las dificultades para coordinar estos movimientos en una zona de combate. “Entre el último punto de control ucraniano y el primero ruso hay una franja sin control”, explicó, detallando que el organismo debe negociar treguas temporales con ambos bandos para garantizar la seguridad de sus misiones.
Ataques y riesgos en la zona de conflicto
El peligro en Zaporiyia es constante. Grossi reveló que su propio convoy fue atacado en 2022 al cruzar la línea del frente. Además, un ataque con dron en diciembre pasado obligó a abortar la rotación prevista para los inspectores del OIEA, cuando un artefacto explosivo impactó contra un vehículo del organismo. Sin atribuir la responsabilidad a ningún bando, Grossi confirmó que la situación sigue siendo altamente peligrosa debido a la presencia masiva de drones militares en la región.
Addressed @IAEAorg Board of Governors today, providing updates on Ukraine, Iran, Fukushima, nuclear security, nuclear energy growth, and flagship initiatives like #RaysOfHope, #Atoms4Food & #NUTECPlastics.
— Rafael MarianoGrossi (@rafaelmgrossi) March 3, 2025
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Las autoridades ucranianas aseguran que los inspectores del OIEA estuvieron retenidos en la central durante 80 días sin un corredor seguro de evacuación. Aunque no objetan que fueran trasladados a través de Rusia por razones humanitarias, sí critican que la nueva misión también ingresara desde territorio ruso. Grossi se ha limitado a afirmar que la seguridad del personal era la prioridad.
Kiev ha acusado repetidamente al OIEA de no responsabilizar a Rusia por las dificultades en la circulación de los inspectores y por las amenazas a la seguridad nuclear. Un ejemplo reciente es el ataque con un dron bomba el 14 de febrero contra la central de Chernóbil, que dañó el sarcófago que cubre el reactor de la catástrofe de 1986. El Gobierno ucraniano lamentó que el OIEA no señalara a Rusia como autora del ataque.
El OIEA busca mantener la neutralidad para preservar el acuerdo, evitando mencionar las acciones tanto de Rusia como de Ucrania en la zona. Sin embargo, organizaciones como Greenpeace han criticado duramente la gestión de Grossi, acusándolo de ceder ante el Kremlin y legitimar su control sobre Zaporiyia. “No hay precedentes de una capitulación así en la historia del OIEA”, denunció la ONG en un comunicado.

La situación en Zaporiyia sigue siendo un punto crítico en el conflicto, con la comunidad internacional atenta a las posibles repercusiones de esta nueva crisis diplomática.