Al evento asistieron la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez; el canciller Juan Ramón de la Fuente, entre otros integrantes del Gabinete federal

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó una emotiva ceremonia por el 112 Aniversario Luctuoso del expresidente Francisco I. Madero en el Palacio Nacional.

El evento fue presidido por la primera mandataria, acompañada de la secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, y Felipe Arturo Ávila Espinosa, director General del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, quien fue el encargado de rendir un discurso en memoria del llamado “Apóstol de la democracia”.

“Este pasado 22 de febrero se cumplieron 112 años del asesinato de Francisco I. Madero, el fundador de la democracia mexicana. Madero y el vicepresidente (José María) Pino Suárez cayeron víctimas de la traición de Victoriano Huerta, quien contó con la colaboración de grupos conservadores que querían detener la Revolución,” recordó Ávila Espinosa.

Al recordar la participación del embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson, en la conspiración del magnicidio, se mencionó el Golpe de Estado orquestado por las Fuerzas Armadas, lo que dio inicio a lo que se conoce como “La Decena Trágica”.

“La Ciudad de México vivió algunos de los días más difíciles de su historia, la población capitalina quedó en medio del fuego cruzado de cañones, ametralladoras y fusiles. Murieron miles de civiles. Tanto Huerta como los sublevados se dedicaron a destruir el centro de la ciudad para aterrorizar a la población, queriendo mostrar con ello que Madero era incapaz de restablecer la paz…” detalló Ávila Espinosa.

“Con una maniobra leguleya, Victoriano Huerta asumió la Presidencia y ordenó el asesinato de Madero y Pino Suárez. El magnicidio se consumó afuera de la penitenciaría de Lecumberri hacia la medianoche del 22 de febrero de 1913. Terminó así, de manera trágica, el sueño de Madero de hacer de México un país democrático,” continuó el historiador.

Felipe Ávila describió al opositor del régimen porfirista como uno de los políticos más agudos, reflexivos y analíticos del país, asegurando que la nación actual no sería la misma sin el legado de Francisco I. Madero, fundador del Partido Nacional Antireeleccionista y promotor de la Revolución Mexicana.

Al finalizar el discurso, se montó una guardia de honor presidida por Claudia Sheinbaum Pardo frente al retrato de Francisco I. Madero, ubicado en uno de los Patios Marianos de la sede del Ejecutivo federal. Se guardó un minuto de silencio en memoria del líder revolucionario. En el acto estuvieron presentes miembros del gabinete legal y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina.