Para el año 2050, la mitad de la población mundial tendrá miopía. Permitir que niños y adolescentes hagan más actividades al aire libre ayuda a disminuir el riesgo de desarrollarla. Y aunque ellos tienden a pasar más tiempo de sus vidas frente a tabletas, móviles y ordenadores, no hay antecedentes que demuestren con contundencia cómo pueden influir estos dispositivos en su salud ocular. Ahora, un metanálisis publicado este viernes en la revista JAMA Network Open—sobre 45 estudios en los que participaron más de 300.000 personas— sugiere que aumentar una hora diaria el uso de pantallas incrementa hasta en un 21% en riesgo de padecer esta afección de la visión, que hace que los objetos lejanos se vean borrosos.
Un equipo de científicos liderado por Young Kook Kim, investigador de la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur), examinó artículos científicos que investigan la relación entre la exposición a dispositivos de pantalla digital y la prevalencia y tasa de progresión de la miopía, en grupos que abarcan desde niños de 2 años hasta jóvenes de 19 años. El análisis señala que existe una “asociación significativa en todas las categorías de edad” tanto en países de Asia como fuera del continente de desarrollar miopía y que el riesgo aumenta considerablemente cuando el tiempo diario frente a una pantalla se prolonga entre una y cuatro horas.
No obstante, la aparición de este trastorno cada vez más frecuente en el mundo se debe más bien a una combinación de factores de riesgo que incluyen variables genéticas, ambientales y de estilo de vida que pueden desencadenar la enfermedad. Sergio Recalde, investigador en oftalmología en la Clínica Universidad de Navarra, indica que la miopía tiende a aparecer cuando existe un desequilibrio entre las actividades de cerca —como leer, escribir o mirar pantallas— y las realizadas en el exterior. “La investigación se centra en actividades de cerca y se sabe que eso es un problema. Lo que faltó analizar son los periodos de tiempo al aire libre, ya que podría haber personas que realicen más o menos actividades mientras trabajan o miran pantallas”, enfatiza este experto, que no participó del estudio.
En general, las investigaciones sobre el uso de aparatos electrónicos son inconsistentes y con resultados dispares. Un metanálisis previo publicado en la revista Science Direct determinó que el tiempo frente a la pantalla de los smartphones se asoció con un aumento del 26% en las probabilidades de padecer miopía, mientras que en combinación con el uso de ordenadores, el incremento fue de un 77%. Otro estudio de 2024 encontró que el tiempo frente esos mismos aparatos electrónicos también estaba asociado con la miopía, mientras que el uso de teléfonos inteligentes no. Los científicos autores del nuevo informe admiten que los efectos de las pantallas “aún deben investigarse a fondo”, aunque enfatizan que existe un “umbral de seguridad potencial” de menos de una hora por día de exposición.
Lo que sí es seguro es que aumentar las actividades fuera de las cuatro paredes, sobre todo entre los nueve y los 17 años, puede ser crucial porque es la franja de edad más sensible para el desarrollo del ojo. Cuando este órgano crece más de lo que le tocaría por edad, la longitud axial —la distancia entre la córnea y la retina— tiende a aumentar. “Los factores ambientales están ganando mucha importancia”, agrega Recalde.