La Unión Europea ha decidido mantener la presión sobre Rusia a pesar del reciente acercamiento entre el país y Estados Unidos. Este miércoles, los Veintisiete aprobaron extraoficialmente una nueva ronda de sanciones contra Moscú, la decimosexta, justo antes del tercer aniversario del inicio de la invasión rusa a Ucrania. Estas medidas buscan reforzar las restricciones previas, prohibiendo transacciones con puertos y aeropuertos rusos utilizados para eludir las sanciones. Además, se han sumado 73 embarcaciones a la lista de la llamada “flota en la sombra” utilizada para el comercio de petróleo.
El Consejo de la UE ratificará formalmente estas sanciones el próximo lunes en una reunión de ministros de Exteriores. La decisión llega en la antesala de una videoconferencia entre líderes europeos organizada por el presidente francés, Emmanuel Macron. Este encuentro sigue a la reunión en París de algunos mandatarios europeos, incluido el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en la que no lograron alcanzar una posición común sobre su papel en las negociaciones de paz.
Para avanzar en el consenso, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha intensificado sus contactos con los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros. Según fuentes comunitarias, las conversaciones giran en torno a dos cuestiones clave: el nivel de apoyo que los países están dispuestos a brindar a Ucrania y las garantías de seguridad que pueden ofrecer. Estas preguntas también han sido planteadas por Estados Unidos a los socios europeos como parte de su preparación para futuras negociaciones con Rusia.
El resultado de estas consultas determinará si se convoca un Consejo Europeo extraordinario en el corto plazo. “No hay planes inmediatos para una reunión extraordinaria, pero tampoco se descarta. Su propósito sería lograr resultados concretos”, indicó una fuente europea.
La nueva ronda de sanciones ha sido tramitada con rapidez, impulsada por la presidencia polaca del Consejo de la UE, un país con una postura especialmente crítica hacia el régimen de Vladímir Putin. En contraste, el paquete anterior se aprobó durante la presidencia húngara, un Estado aliado de Moscú, lo que ralentizó su implementación.

Entre las medidas adoptadas destacan la desconexión de 13 bancos rusos del sistema de pagos internacionales SWIFT y la ampliación de la lista de sancionados con 48 personas y 35 entidades adicionales, quienes enfrentarán restricciones de entrada a la UE y la congelación de sus activos en territorio europeo. Además, ocho medios de comunicación rusos perderán sus licencias de emisión en la Unión, y se impondrán nuevos vetos a la importación y exportación de productos como químicos, aluminio y servicios a refinerías.
El anuncio de estas sanciones coincidió con la llegada a Kiev del enviado especial de Donald Trump para Ucrania, el general retirado Keith Kellogg, quien previamente se reunió en Bruselas con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con António Costa.
