En Fresno, California, los rumores en las redes sociales sobre inminentes redadas de inmigración en las escuelas dejaron a algunos padres en pánico, a pesar de que no era cierto. En Denver, una redada de inmigración en un complejo de apartamentos llevó a que numerosos estudiantes se quedaran en casa, según una demanda.
Y en Alice, Texas, un funcionario escolar informó incorrectamente a los padres que agentes de inmigración podrían abordar autobuses escolares para verificar documentos de inmigración.
Las políticas de inmigración del presidente Donald Trump ya están afectando a las escuelas de todo el país, y los funcionarios se ven obligados a responder a la creciente ansiedad entre padres e hijos, incluidos aquellos que están aquí legalmente.
Las acciones ejecutivas de Trump ampliaron enormemente quién es elegible para la deportación y levantaron una prohibición sobre redadas en escuelas.
Mientras muchos funcionarios públicos y escolares trabaja para alentar a los inmigrantes a enviar a sus hijos a la escuela, algunos han hecho lo contrario.
Los republicanos en Oklahoma y Tennessee han presentado propuestas que dificultarían —o incluso harían imposible— que los niños en el país ilegalmente y los niños nacidos en Estados Unidos de padres sin documentación asistan a la escuela.
A medida que sopesan los riesgos, muchas familias han tenido dificultades en separar los hechos de los rumores.