Donald Trump ha reiterado su promesa de acabar con la guerra en Ucrania desde el primer día de su mandato, y aunque sus afirmaciones suelen ser hiperbólicas, su gobierno ha comenzado conversaciones con Rusia. Este martes, delegaciones diplomáticas de ambos países se reúnen en Arabia Saudí sin la participación de Ucrania ni la Unión Europea, lo que ha generado inquietud entre los aliados occidentales.
La reunión contará con la presencia del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quienes buscarán evaluar las condiciones para una posible negociación de paz. A pesar de la exclusión de Kiev, Washington insiste en que este es solo un primer contacto y que cualquier acuerdo futuro deberá involucrar a Ucrania y a los países europeos.
Desde París, el presidente Emmanuel Macron ha convocado una reunión de emergencia con líderes europeos para definir una postura común ante la situación. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha rechazado cualquier negociación en la que su país no esté presente, advirtiendo que Ucrania no reconocerá acuerdos hechos sin su participación.
Mientras tanto, el Kremlin ha dejado claro que espera que estas negociaciones no solo aborden el conflicto en Ucrania, sino que también sirvan para redefinir la relación entre Rusia y Estados Unidos. Lavrov ha desestimado la presencia de la Unión Europea en las conversaciones, mientras que Putin mantiene la expectativa de reunirse pronto con Trump.
Aunque el gobierno de EE.UU. ha tratado de moderar las expectativas, subrayando que el proceso de paz será largo y complejo, Moscú se muestra firme en que no cederá territorios en un posible acuerdo. En este contexto, la comunidad internacional observa con cautela los movimientos de ambas potencias y el posible impacto que estas negociaciones puedan tener en el futuro de la guerra.