Uno de los principales desafíos en la lucha contra el cáncer es lograr que los tratamientos más innovadores sean efectivos en tumores de peor pronóstico. La terapia CAR-T, basada en la modificación de linfocitos del propio paciente para que puedan identificar y eliminar células tumorales, ha demostrado resultados prometedores en leucemias y otros cánceres hematológicos. Sin embargo, su aplicación en tumores sólidos sigue siendo un reto complejo.
Un estudio publicado recientemente en Nature Medicine presenta evidencia de que la terapia CAR-T también puede generar respuestas duraderas en tumores sólidos, específicamente en el neuroblastoma, un cáncer poco frecuente que afecta a recién nacidos y niños pequeños. Entre 2004 y 2009, 19 pacientes pediátricos fueron tratados con linfocitos CAR-T diseñados para atacar la proteína GD2, característica de este tumor.
Si bien 12 pacientes fallecieron debido a recaídas, el estudio destaca que cinco lograron una supervivencia prolongada, con un seguimiento de entre 10 y 15 años sin signos de enfermedad. En particular, una paciente ha permanecido libre de cáncer durante 18 años y ha podido llevar una vida plena, incluyendo la maternidad. Según los investigadores de la Escuela de Medicina Baylor en Texas, este es el período de supervivencia más prolongado registrado hasta la fecha con terapia CAR-T, incluso en comparación con tumores hematológicos.
Los investigadores utilizaron una versión de CAR-T de primera generación, actualmente en desuso debido a los avances en la tecnología de estas terapias. Las versiones más recientes, de tercera y cuarta generación, han mostrado una mayor capacidad de estimular el sistema inmunológico y podrían representar una opción terapéutica más efectiva para tumores sólidos de difícil tratamiento, como el glioblastoma o el cáncer de páncreas.
Manel Juan, inmunólogo del Hospital Clínic de Barcelona, destaca la relevancia de estos hallazgos y los compara con resultados obtenidos en 2023 en Italia, donde un tratamiento similar logró respuestas completas en el 30 % de los niños tratados. No obstante, persisten interrogantes sobre por qué la terapia no fue efectiva en todos los casos. Según los expertos, la respuesta podría estar en las características individuales del sistema inmunológico de cada paciente, un aspecto que aún requiere mayor investigación.
Por su parte, Marta Alonso, especialista en tumores cerebrales infantiles del Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra, resalta la importancia del seguimiento a largo plazo de estos pacientes para evaluar el impacto real de las terapias avanzadas. Aunque el estudio presenta limitaciones debido al reducido número de participantes, sus hallazgos refuerzan el potencial de la terapia CAR-T en el tratamiento de ciertos tumores sólidos y su posible aplicación en otros tipos de cáncer.