Las oficinas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés) en Washington se encontraban precintadas este lunes, luego de que el magnate Elon Musk anunciara que el presidente Donald Trump aceptó desmantelarla.
Durante la noche, los trabajadores de la Usaid recibieron un correo electrónico instándolos a permanecer en sus casas, después de que la página web de la agencia y sus cuentas en redes sociales fuesen desactivadas el fin de semana.
“Por instrucciones de la dirección de la Agencia, la sede de Usaid en el edificio Ronald Reagan en Washington, D.C., estará cerrada para el personal el lunes 3 de febrero de 2025”, señalaba el mensaje. Asimismo, indicaba que el personal debía trabajar de forma remota, a excepción de aquellos con funciones esenciales o de mantenimiento del edificio, quienes serían contactados individualmente.
En dicho correo, enviado desde la cuenta de prensa de la agencia, figuraba como copia Gavin Kliger, uno de los aliados de Musk. Este lunes por la mañana, la sede de Usaid lucía rodeada de cinta amarilla que impedía el acceso.
El futuro de esta entidad independiente del Gobierno, fundada en 1963 y compuesta por cerca de 10,000 empleados con un presupuesto de 50,000 millones de dólares en 2023, permanece incierto. “La vamos a cerrar”, declaró Musk durante la madrugada, asegurando haber detallado su plan a Trump, quien habría aceptado la propuesta tras ser consultado varias veces.
En sus redes sociales, Musk describió a la Usaid como “una bola de gusanos”, argumentando que no es viable reformarla. Por su parte, la cadena CBS News informó que la administración de Trump sopesa incorporar la Usaid al Departamento de Estado, con un recorte significativo de personal. De hecho, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció desde El Salvador que asumirá como director interino de la agencia.
La Usaid está encargada de la cooperación internacional y la ayuda humanitaria de Estados Unidos, aunque en ocasiones ha estado involucrada en proyectos que buscan desestabilizar gobiernos. Un caso notable ocurrió en 2014, cuando se reveló que esta agencia financiaba un programa clandestino que enviaba jóvenes latinoamericanos a Cuba bajo pretextos de salud y programas cívicos, con el objetivo de provocar un cambio político en la isla.