Ciudad de México.– El cambio en la interlocución permitida al embajador Ken Salazar, quien ahora deberá primero dirigirse a la Cancillería para tener comunicación con el Gobierno mexicano, es la forma en la que la presidenta Claudia Sheinbaum quiere llevar la relación con Estados Unidos, consideraron Pía Taracena y Adolfo Laborde, expertos en relaciones internacionales.
Si bien el expresidente Andrés Manuel López Obrador había asumido en forma personal el trato con el representante diplomático, indicaron, lo usual es que las comunicaciones entre países fluyan a través de los conductos diplomáticos establecidos.
“Durante el sexenio anterior hubo una fractura del protocolo en el sentido de que regularmente la interlocución se hace a través del Ministerio de Relaciones Exteriores o la Secretaría de Relaciones Exteriores”, indicó Laborde, quien es catedrático en la Universidad Anáhuac.
Esta mañana, durante su conferencia en Palacio Nacional, Sheinbaum informó que el canciller Juan Ramón de la Fuente se reunió ayer con Salazar, a quien le comunicó los nuevos lineamientos, que implican que cualquier interlocución debe hacerse a través de la SRE.
La mandataria reveló que Salazar acostumbraba a llamar directamente a distintos funcionarios.
“Yo lo enmarcaría más en una cuestión de estilos y de personalidades que en una cuestión política”, señaló Taracena, académica de la Universidad Iberoamericana.
La analista dijo que lo ocurrido en el sexenio de López Obrador fue la manera en la que el tabasqueño asumió su administración, en la que él veía directamente los asuntos que le interesaban.
“Ese era el estilo del presidente López Obrador, el de controlar todo, y creo que ahora la presidenta lo que está diciendo es que si bien a ella, constitucionalmente, le toca dirigir la política exterior y tomar las decisiones, va a delegar en el canciller Juan Ramón de la Fuente”, indicó.
La decisión de que la comunicación de la Embajada de Estados Unidos se encauce vía la SRE, resaltó Laborde, es un voto de confianza para de la Fuente.
“Esto le da mucho poder a Cancillería por supuesto, pero me parece que se regresa a lo que es el funcionamiento de una relación bilateral”, dijo.
A la relación cercana que mantuvieron Salazar y López Obrador, hasta que el exmandatario la “pausó”, consideró el catedrático, contribuyó también la personalidad del propio representante diplomático.
“Recordemos que el embajador Salazar es un político, no es un diplomático, por lo tanto, no seguía los cauces diplomáticos del Servicio Exterior o del Departamento de Estado.
“Además, tenía un estilo muy particular, muy campechano, vamos a ponerlo en ese plano, lo que le permitía rebasar los criterios de lo que se le puede denominar el proceso y el protocolo”, comentó.