El Frente Cívico Nacional (FCN) llamó a mantener la unidad de la Marea Rosa y los partidos políticos tras el descalabro que resintió la candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez. 

Guadalupe Acosta Naranjo, una de las caras más visibles del Frente, explicó que no conviene asestar puñaladas en la espalda o desatar guerras internas en esta nueva coyuntura, marcada por el triunfo de la morenista Claudia Sheinbaum.

Orador de la Marea Rosa en la movilización del 19 de mayo, deploró que los partidos no hubieran incorporado a cuadros de la sociedad en el cuarto de guerra de la candidata y que, al mismo tiempo, tampoco figuraran en las listas para el Congreso de la Unión.

En todo caso, hizo notar en entrevista que hubo una elección de Estado orquestada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que el árbitro electoral se hizo de la vista gorda y no cuidó la contienda.

“Hago un llamado a la unidad, tanto de los partidos políticos como de la sociedad civil, a que no bajemos la guardia, a que no nos gane la desesperanza y la desazón, que no nos gane el pesimismo: tenemos tareas muy importantes por delante como para dividirnos y bajar la guardia y dejar de dar la batalla, porque lo que se viene para México puede ser mucho peor”, advirtió.

Acosta Naranjo dijo que, “por el bien de todos”, esperaba que se hiciese “un análisis serio de la situación que viven los partidos políticos, de qué manera mejorar hacia el futuro, porque no hay democracia sin partidos políticos, y hoy nos acercamos mucho o estamos en el terreno de un partido de Estado, de un partido hegemónico, de un partido que ahora sí, por sí mismo, nos regresa a los setentas cuando se podía hacer y deshacer lo que se quisiera desde una sola visión.

“Pero las organizaciones de la sociedad tenemos que revisar nuestra actuación y con humildad saber qué hicimos bien y qué hicimos mal, porque no tengo duda de que la Marea Rosa es un fenómeno que vino a irrumpir en la vida política del país. Pero hay que advertir que enfrentamos una elección donde el presidente intervino de manera ilegal e inconstitucional, para que la opinión pública no lo ponga debajo de la alfombra, que enfrentamos una elección donde el presidente de la República intervino de manera ilegal e inconstitucional.”

Y a esto se suma el ‘dejar pasar’ del árbitro electoral…

“Sí, creo que la autoridad electoral es buena para poner casillas y para contar votos, pero no para arbitrar entre los contendientes. Los ciudadanos salieron a instalar casillas y a contar votos, pero la autoridad no es solamente eso: la autoridad tenía la obligación de hacer respetar que hubiera equidad en la contienda, y lo único que no hubo en el proceso fue equidad”.

“Y eso no se puede pone debajo de la alfombra por los resultados electorales, por más contundentes que sean. La contienda se tiene que analizar en su conjunto, no solamente por el resultado de las urnas del último día. Así como yo sostuve que la elección de 2006 no fue equitativa, esta vez fue mucho menos equilibrada que la de 2006”, respondió.

En su abono, Guadalupe Acosta consideró que no se puede “caer en la autocomplacencia y no hacer un análisis serio de nuestras debilidades y errores, pero tampoco olvidarnos de que vivimos la elección inequitativa más grande en décadas y que el árbitro electoral renunció a ser árbitro y se conformó con poner casillas y contar votos y no el arbitrar la contienda, y eso tuvo un impacto en el resultado electoral.

La alianza entre entre partidos y ciudadanos ¿estuvo lo suficientemente lubricada?

“La verdad es que cada quien trabajaba por su lado. Nosotros no fuimos parte de los cuartos de guerra de la campaña…”

Y eso, ¿fue bueno?

“Creo que no. Creo que debimos de haber tenido una mayor participación en el diseño de la campaña, pero los partidos políticos tomaron su decisión y ellos hicieron un cuarto de guerra con los candidatos y las organizaciones de la sociedad no fuimos parte de esas decisiones en el caso de la campaña presidencial.

¿Qué autocrítica puede hacer?

“Me hubiera gustado que la elección interna entre Xóchitl y Beatriz (Paredes Rangel) llegara hasta el final: que hubiera habido elecciones primarias para que la candidatura tuviera una legitimidad para evitar un acuerdo entre partidos. Xóchitl juntó un millón de firmas y eso la puso como la candidata más potente, pero hubiera sido preferible que hubiera habido elecciones primarias para que no nos dijeran que ella fue electa en un acuerdo, sino que hubiera habido un contraste claro entre el dedazo que había habido con Claudia (Sheinbaum) y nuestra candidatura resuelta por el voto de los ciudadano, aunque creo que hubiera ganado Xóchitl de igual manera.

El activista lamentó que no hubiera habido la posibilidad “de poner a representantes de las causas de la sociedad en las candidaturas al Congreso: mujeres buscadoras, médicos que habían enfrentado la pandemia, ecologistas, universitarios agredidos, burócratas maltratados, dirigentes campesinos marginados.

“La campaña no se acompañó con candidaturas que representaban causas sociales, pero no hago esto como un intento de golpearnos la espalda o de comenzar un pleito interno que de nada nos servirá, porque de por sí quedamos en una situación de extrema vulnerabilidad, porque la peor manera de defender nuestro estado democrático es iniciar un ajuste de cuentas y una guerra interna”.