CIUDAD DE MÉXICO — México convocó a una reunión a los cancilleres de 10 países latinoamericanos para definir un plan global que permita hacer frente a la crisis generada por el creciente flujo de migrantes.
Así lo anunció el miércoles el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien indicó que en los próximos diez días se realizará en su territorio una reunión para discutir la problemática migratoria con diez cancilleres de países del Caribe, Centroamérica y Sudamérica, de donde provienen la mayoría de los migrantes que han saturado en las últimas semanas las ciudades fronterizas mexicanas en su ruta hacia Estados Unidos.
No especificó cuáles serán los 10 países participantes en la cita.
Durante su conferencia matutina, López Obrador dijo que en la reunión se buscará definir un “plan conjunto de ayuda” para atender las causas que obligan a los nacionales de cada país a abandonar sus comunidades para migrar.
“Es mucho el flujo de migrantes de Guatemala, de Honduras, Nicaragua, de Ecuador, de Venezuela, Cuba, Colombia…”, enumeró el mandatario sobre el ingreso diario de miles de migrantes a México. Adelantó que su gobierno presentará a los diez cancilleres una “propuesta para el desarrollo”, pero no ofreció detalles.
Las autoridades mexicanas se han visto desbordadas en las últimas semanas ante la masiva llegada de miles migrantes que están utilizando todos los medios de transporte, incluido los trenes, para llegar a la frontera sur de Estados Unidos. El creciente flujo de migrantes que se está movilizando en los vagones de los trenes de mercancías obligó la semana pasada a Ferromex, la mayor empresa ferroviaria del país, a paralizar varias decenas de sus trenes de cargas.
El Instituto Nacional de Migración (INM) informó que han detenido a unos 9.000 migrantes por día en septiembre, un incremento significativo en comparación con el promedio diario de unos 6.125 en los primeros ocho meses del año. En lo que va del año las autoridades mexicanas han detenido a 1,47 millones de migrantes y deportado a 788.089.
Durante una visita a Nueva York, la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcena, anunció la semana pasada que López Obrador quiere viajar a Washington en noviembre para conversar con su homólogo estadounidense Joe Biden sobre la crisis migratoria.
Bárcena admitió que el gobierno mexicano está muy preocupado por la ola de migrantes y el cierre temporal de algunos cruces fronterizos que acordaron en las autoridades estadounidenses ante el creciente flujo de extranjeros.
La canciller señaló que unos 140.000 migrantes aguardan en la ciudad sureña mexicana de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, para obtener permisos de tránsito por el país o recibir papeles de solicitud de asilo, y admitió que se requiere ayuda para procesarlos.
Estados Unidos también se ha visto desbordado. En los primeros 17 días de septiembre hubo 142.037 detenciones de migrantes en la frontera, un 15% más que las 123.777 del mismo periodo del mes pasado, según registros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos que difundieron autoridades mexicanas. Esas cifras incluyen hasta 1.450 personas admitidas diariamente con una aplicación móvil para citas de asilo, llamada CBP One, pero la gran mayoría son entradas ilegales.
La creciente llegada de migrantes ha revertido los resultados que se dieron luego de que el gobierno de Biden introdujera en mayo nuevas restricciones de asilo, lo que permitió un descenso en las cifras de detención de extranjeros.
El aumento del flujo migratorio tiene que ver con la crisis económica y la inestabilidad política y social que enfrentan algunos países de la región que obliga a sus habitantes a huir en busca de mejores oportunidades de vida.