Más de 11 millones de cubanos se quedaron sin luz este martes. El sistema eléctrico nacional colapsó debido a los daños provocados por el huracán Ian, de categoría 3 ―elevada a 4 tras dejar Cuba en dirección a Florida― y con vientos de más de 200 kilómetros por hora a su paso esta madrugada por Pinar del Río, la provincia más occidental del país, y eso que el ciclón no afectó de lleno a los centros económicos más importantes del país. Las autoridades de la isla se limitaron a informar en una escueta nota que por una “condición excepcional” que puede durar hasta el miércoles, o más, no habrá fluido eléctrico en el país. Las inundaciones y los daños en zonas costeras del occidente son graves, numerosas localidades están aisladas y la ciudad de La Habana vive una situación de caos en medio del inesperado apagón, a lo que se suman derrumbes totales y parciales de viviendas y numerosas calles cortadas por árboles caídos, y eso que Ian no golpeó la capital con toda su fuerza.
El colapso del sistema energético nacional sorprendió a los habaneros y a los habitantes del centro y oriente de Cuba, donde los vientos y lluvias provocados por Ian no eran de gran magnitud, en comparación con lo ocurrido en Pinar del Río, donde la situación en estos momentos es dramática en algunas localidades. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, visitó las zonas del occidente del país más afectadas y dijo que se pondrán todos los recursos disponibles para superar la emergencia. Muchos lugares del país se quedaron sin conexión de telefonía móvil ni servicio de gas durante horas. Desde hace meses Cuba sufre una grave crisis económica y un desabastecimiento general, lo que obliga a los cubanos a vivir al día y convierte casi en una tarea imposible abastecerse de víveres para resistir una desgracia como la que ahora acontece.